No nos engañemos, a veces lo que te vende realmente un libro es su cubierta y en este sentido The Book That Wouldn’t Burn gana a otros muchos lanzamientos por goleada. Encima, si la acción está situada en una librería prácticamente infinita donde reposan todos los conocimientos a los que los humanos podemos aspirar, la alerta de bibliofilia alcanza niveles extremos.
Es difícil clasificar esta novela de Mark Lawrence, porque aunque tiene toques definitivamente fantásticos, subyace una vena de ciencia ficción en su estructura, con viajes en el tiempo y posibles universos paralelos que la hacen más atractiva que una novela de mundo secundario al uso, si es que estamos hablando de un mundo secundario, porque también aparecen algunas referencias a mitos fundacionales que podrían hacernos creer que la acción se sitúa en la Tierra. Es interesantísimo ir recogiendo estas pistas y que el propio lector se vaya haciendo su composición de lugar. A este juego también contribuyen las entradillas de cada capítulo, que son extractos de libros que pueden existir o no. He detectado entre ellos un homenaje a Guns’n’Roses, al autor de los libros de Babel y su hija, y al propio Mark Lawrence, pero seguro que hay muchos más.
La estructura de dos puntos de vista es bastante típica. Por un lado seguiremos los pasos de Livira, una joven extraordinariamente inteligente que vive en un lejano poblado y que verá alterada su vida por el ataque de los “salvajes”, que destruyen su aldea. Acabará llegando a la ciudad de la Biblioteca, Crath, donde vive Evar, con un pasado muy interesante que no voy a desvelar aquí porque parte de la gracia es ver la evolución de su relación.
The Book That Wouldn’t Burn recuerda en ciertos aspectos a Piranesi, pero tiene otras muchas influencias que se vuelcan en sus páginas. Es un libro bastante largo, casi 600 páginas, pero os puedo asegurar que no dejan de pasar cosas que lo hacen muy ameno. Un punto en contra, si acaso, es que no es autoconclusivo, con lo cual nos queda bastante terreno por explorar en las dos siguientes entregas.
Me quedo con eso de Piranesi, pero también, con que no es autoconclusivo (y pensaba que si) 🙂
Nada, nada, es trilogía… y a lo mejor lo lees relativamente pronto.
OHHHHHHHHHHHHH.