Afronto este reseña con sentimientos encontrados, pues aunque la prosa de Winterglass me ha parecido fascinante, la historia subyacente no me ha gustado tanto. No es un caso típico de premiar la forma sobre el fondo, más bien es que el cuento en el que se basa ya es conocido, al contrario de lo que me sucedió con Scale-Bright.
Lo más destacable de Winterglass es la forma en que está escrito. Con un dominio de las palabras estremecedor, Benjanun es capaz de describir la tiranía del invierno de una forma que encoge el corazón. De cualquier página de la historia emana un frío helador, especialmente en las apariciones de la propia Reina del Hielo pero en general en el ambiente congelado que se aposenta sobre sus dominios.
Para representar estos malabarismos con las palabras me permito destacar un solo término, chiurgeon. Tan solo introduciendo un pequeño cambio en surgeon la autora es capaz de crear una nueva profesión que define el mundo de fantasía en el que se desarrolla la historia. Que el combustible que mueve el mundo sean las almas de los sacrificados también da idea de la dureza cristalina del entorno.
Sin embargo, el relato no habla de rebelarse contra el orden establecido y sus consecuencias en la población, si no de sumisión ante el poder. ¿Qué llama de esperanza puede quedar para el pueblo oprimido que vive mejor que en el sistema feudal anterior?
Todos estos temas podrían dar la oportunidad a la autora para hablar de revolución o de lucha de clases, pero Winterglass es una historia más intimista y personal. Apenas un puñado de personajes merecen tener un nombre e intervenir en la narración, en una economía de caracteres que centra mucho el libro.
Mención aparte merece el uso de pronombres neutros. He de reconocer que no acabo de acostumbrarme al uso de they en singular, como en River of Teeth, pero otras soluciones como el uso del ey que hace Sriduangkaew tampoco son fáciles de leer. Seguro que es cuestión de acostumbrarse y, por supuesto, doy la bienvenida a este lenguaje más preciso para expresar la sexualidad de la personas.
En resumen Winterglass es una lectura para recrearse en cada párrafo y disfrutar de la orfebrería de palabras que nos ofrece Sriduangkaew. La historia queda como algo secundario.