Cada nueva novela de Aliette de Bodard supone alterar cualquier plan de lectura que pudiera tener para darle prioridad. Y es nunca defrauda, además de que con A Fire Born of Exile vuelve un poco a sus inicios con la importancia recalcada de las interfaces neuronales y lo que perciben los protagonistas frente al “mundo real desnudo”, sin dejar de lado esa tendencia al romance que ha caracterizado sus últimas publicaciones.
Volvemos al Scattered Pearls Belt como escenario de una historia de venganza, un retelling del Conde de Montecristo, como la propia autora lo define, pero aderezado con más detalles y sin olvidar que TODO es mejor en el espacio.
A Fire Born of Exile es una novela coral, en la que cada personaje está trabajado hasta la extenuación para que tengamos una ventana hacia su alma y podamos entender sus motivaciones y sus actos. Los diálogos se sienten creíbles y resulta muy fácil empatizar con los personajes al leerlos, desde la joven en permanente conflicto con su madre por sus altísimas expectativas a la Alquimista de los Arroyos y las Colinas, con su proceder irreprochable y su misterioso pasado. De Bodard aprovecha también para hablar sobre relaciones familiares, ya sean materno-filiales o entre hermanos, aunque estos vínculos no sean de “sangre” propiamente dichos.
En una novela de Xuya no podían faltar las Mentes, aunque en esta ocasión la autora añade la novedad de ver el declive de una de estas maravillosas criaturas, dañada y llevada al límite de su existencia, como una ballena varada en la orilla que solo espera la muerte.
La prosa de la autora sigue ese camino por el que se decantó hace ya unos años, que puede parecer excesivamente recargado para algunos lectores, aunque a mí me parezca maravilloso.
En cuanto a la resolución de la historia, aunque esperada es extremadamente satisfactoria, dejando cerrado todos los hilos abiertos para leer una novela autoconclusiva de bellísima factura.
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