Freya Marske tenía por delante un reto con A Restless Truth, la segunda parte de A Marvellous Ligth, una de mis novelas favoritas del año pasado. Y he de decir que lo ha superado con creces, haciendo desaparecer el síndrome de la segunda novela con varias herramientas que usa de forma maestra. Cambia los protagonistas pero mantiene algunos personajes secundarios para que no sea todo extraño. Cambia el escenario, pero mantiene ese aire aristocrático de la sociedad que conforma este universo. Cambia el tipo de misterio, para ofrecernos una asesinato en habitación cerrada. Cambia para que todo permanezca reconocible. Es un gran acierto.
La protagonista de la historia es Maud, hermana de Robyn a quien ya conocimos en la primera entrega, que a petición suya se ha desplazado a los Estados Unidos para asegurar una de las piezas del gran contrato sobre el que gira la serie, del que no voy a decir nada más para no caer en el terreno del destripe. Maud tiene una relación estupenda con su hermano, pero no es feliz en su vida porque ha de luchar contra la sociedad para conseguir lo que quiere en su vida. Todo esto saltará por los aires cuando la señora a la que acompañaba en un viaje trasatlántico aparece muerta aparentemente por causas mágicas y debe iniciar una investigación al respecto.
Marske juega mucho con los equilibrios de poder en el desarrollo de la novela, más que con el secreto de quiénes son los enemigos, algo que se desvela relativamente pronto en la trama. Es esta especie de juego caballeresco, en el que se han de mantener las formas ante todo, esta pantomima de la alta sociedad, lo que llena de divertimento la novela. Se busca el escándalo en ocasiones para ocultar otras intenciones, se chismorrea, se habla veladamente de las necesidades económicas de familias venidas a menos… Es un delicioso ejemplo de lo que la fantasy of manners puede llegar a ofrecer.
Las novedades y explicaciones que ofrece la autora en esta ocasión relacionadas con el mundo mágico resultan también muy adecuadas, porque la utilización de anillos para fijar los conjuros que se hace en Estados Unidos pero no en Inglaterra nos hace pensar en la innovación de la que hacen gala las antiguas colonias frente al inmovilismo de las pesadas tradiciones la pérfida Albión.
La narración del audiolibro se adapta como anillo al dedo (nunca mejor dicho) al ritmo del libro, con una Aysha Kala en estado de gracia.
No puedo dejar de recomendar una novela brillante y ligera, entretenidísima para disfrutar de una fantasía bien hecha.