Ya di en su momento mi opinión sobre la primera entrega de esta duología, River of Teeth. Por desgracia su continuación ahonda en los problemas de la primera y pierde la que podría ser su gran baza, la frescura de su ambientación.
Los hechos de esta segunda entrega continúan el final de la anterior y los personajes son los mismos. Pero aparte de recorrer sus respectivos caminos sin un destino claro en mente y encontrarse a base de casualidades, la evolución de los protagonistas es cuando menos poco verosímil. Casi parece que Gailey se ha lanzado abiertamente al culebrón con ambientación western, pero centrándose solo en los sentimientos de los personajes, sin trabajar para nada el decorado del libro.
El hecho de que los hipopótamos salvajes campen a sus anchas por el río solo se tiene en cuenta en las ocasiones que interesa a la autora, en una suerte de deus ex machina de lo más previsible y monótono.
Sigue siendo interesante el tratamiento del género por el que opta la autora y aparece un nuevo personaje que a pesar de su juventud parece ser capaz de dar sopas con hondas al resto del elenco. Pero esto es poco, demasiado poco para una segunda parte que termina de enterrar las pocas esperanzas que tenía puesta en la continuación. Para mí, perfectamente prescindible.