Absynthe es la primera incursión de Bradley P. Beaulieu en la novela de ciencia ficción, aunque antes ya había escrito algún que otro relato. Beaulieu es conocido principalmente por su obra de fantasía, con las sagas Lays of Anuskaya y The Song of the Shattered Sands. Sentía mucha curiosidad por este cambio tan marcado en su carrera, tanto es así que Absynthe está firmado con pseudónimo como Brendan Bellecourt, así que aproveché la oportunidad que ofrecía el propio autor de reseñar la versión en audiolibro de la novela.
En primer lugar diré que se me ocurren pocos nombres que hubieran podido ser más adecuados para el libro. La absenta, esa bebida de artistas que buscan el olvido está inextricablemente unida al despertar de los recuerdos del protagonista, un veterano de guerra con lagunas de memoria. Lo que para otros es la causa de las ausencias para él comienza a ser el principio de la cura.
Nos encontramos en unos Estados Unidos alternativo, en la década de los 20 del siglo pasado, cuando el país se recupera de una guerra contra una coalición formada por Alemania, Francia, Reino Unido y Canadá. El mundo es diferente al que conocemos, aunque la ambientación del comienzo de la narración sí que recuerda a los “años felices” de nuestra realidad, con cierto toque steampunk. A mi entender aparecen algunas incongruencias como la existencia de autómatas sentientes sin que haya una “infraestructura científica” (por llamarla de alguna manera) que haya podido dar lugar a este desarrollo, aunque más avanzado el libro empezaremos a encontrar explicaciones.
La novela gira en torno a los poderes mentales de sugestión e ilusión, dando lugar a un ambiente tremendamente paranoico que nos retrotrae a la Guerra Fría en su momento cumbre. No sabes de quién puedes fiarte, porque no puedes hacer caso a tus sentidos. En este aspecto, la novela juega de manera muy acertada con las expectativas, o la falta de ellas, del lector. La base científica de la historia recuerda en cierta manera, a Tade Thompson, pero la obra del británico me resulta más sólida.
No obstante, también es cierto que las novelas donde se hace uso de estos juegos de humo y espejos pueden ser un tanto decepcionantes si eres capaz de adivinar el resultado del juego que plantea el autor y en este caso, no sé si por experiencias anteriores o por casualidad, veía venir el final con bastante antelación.
En cuanto a la narración Simon Vance es muy buena. Consigue que la inmersión en la historia sea total, con un tono pausado y una dicción encomiable, aunque en ocasiones pueda sentirse algo fría.
Creo que resulta un buen debut en el género para el autor, que ha conseguido una novela cerrada al contrario de lo que es su costumbre, porque sus obras normalmente siempre se enmarcan en sagas. Espero con curiosidad sus siguientes incursiones en el género, aunque creo que lo siguiente que va a publicar volverá a ser fantasía.