Esta es la continuación de la entrevista que realizamos a Marcheto la mente administradora de Cuentos para Algernon. Como siempre, podéis disfrutarla en inglés en el blog amigo Sense of Wonder de Elías Combarro).
CJ: Conocí el verano pasado a Aliette de Bodard en París. Resulta que vive (vivía, porque se ha mudado) muy cerca de mi domicilio allí. Me pareció una persona extraordinariamente inteligente, que no solo habla perfectamente francés e inglés (estuvimos charlando en inglés) sino que tiene un buen nivel de español. Me gustaría que me contaras sobre tu interacción con los autores, quiénes te han sorprendido, cómo has conseguido convencerles de que te permitan traducir sus historias y cualquier anécdota que te parezca relevante.
M: Por desgracia, yo no he tenido el placer de conocer personalmente a ninguno de los autores que han aparecido o van a aparecer próximamente en el blog. Todos mis contactos son vía correo electrónico En algunos casos el intercambio se ha reducido a un par de correos; en otros, ha sido algo más extenso. Como te puedes imaginar, de todos aquellos que han aceptado mi propuesta, que por fortuna siguen siendo mayoría, solo puedo decir cosas positivas. En general, todos se han mostrado de lo más amables y colaboradores. Aunque supongo que es inevitable que hacia algunos sienta un agradecimiento o cariño especial por distintos motivos.
Realmente, no he tenido que convencer a nadie. Yo les escribo y les suelto un pequeño rollo contándoles lo de que tengo un blog de carácter no comercial (aquí dejo caer lo de las nominaciones del año pasado a los Ignotus, a ver si así la propuesta les parece un poco más atractiva), donde me gustaría publicar uno de sus cuentos, indicando siempre qué cuento o cuentos son los que me interesan. Si me dicen que sí, perfecto. Si me dicen que no, ni insisto ni intento convencerles, ya que mi capacidad de negociación es nula. Hasta ahora todos han tenido las cosas bastante claras. Como mucho me dicen que tienen que consultarlo con su agente, y en estos casos el final no suele ser feliz.
Únicamente en el caso de una autora que aparecerá en el blog dentro de unos meses hubo una cierta negociación, por llamarlo de algún modo. En la respuesta a mi correo inicial, me dijo que los dos cuentos que le proponía no podían ser, porque su agente consideraba, creo que con razón, que esos dos cuentos eran de los que más posibilidades comerciales tenían y que por lo tanto no podía cedérmelos alegremente; pero ella misma me propuso que eligiera algún otro más de segunda fila (e incluso me envió uno para que lo leyera), porque en ese caso por su parte no habría ningún problema. Y así lo hice.
Y por empezar por el principio, Ken Liu ha demostrado en todo momento ser encantador (y me tiene alucinada, porque a pesar del desfase horario, siempre responde a los correos y tweets con una celeridad increíble que ya quisiera yo para mí). Si no recuerdo mal, cuando contacté con él ya había ganado algún premio importante, y además en su caso tuve que comentarle mi proyecto cuando simplemente era eso, un mero proyecto sin nada tangible detrás. A pesar de ello, accedió sin ningún problema y sin ninguna condición a cederme su relato. Por eso me hizo muchísima ilusión que “Quedarse atrás” recibiera una nominación para los Ignotus, aunque finalmente no ganara. Porque además, si el primer autor con el que hubiera contactado me hubiera dicho que no, a lo mejor me habría desanimando y todos mis planes para el blog hubieran quedado en agua de borrajas.
Tim Pratt ha sido otro de los autores que más accesible y colaborador se ha mostrado en todo momento. Meses después de que publicara “Otro final del imperio”, él mismo me escribió para decirme que si quería traducir algún otro cuento, que por él encantado. Así que, aunque no hubiera quedado segundo en la encuesta, seguro que hubiera repetido. Porque aunque la emoción que puedo sentir mientras espero la contestación de un nuevo autor tenga su atractivo, la tranquilidad que me da escribir a un autor sabiendo que me va a decir que sí y que me va a dar todo tipo de facilidades todavía tiene un atractivo mayor. Y si a eso le sumamos que Tim tiene una obra breve muy extensa y de una gran calidad, seguro que volveremos a tenerlo por el blog.
Jeffrey Ford es sin lugar a dudas uno de los principales culpables del nacimiento de Cuentos para Algernon. Cuando leía sus cuentos en inglés siempre pensaba que era increíble y tremendamente injusto que los lectores de habla hispana no pudieran disfrutar de esas pequeñas maravillas, y que alguien debería hacer algo al respecto. Así que cuando finalmente decidí comenzar con el blog, tenía clarísimo que había llegado el momento en que yo misma tal vez pudiera hacer algo. Ford era uno de los dos autores que más ilusión me hacía poder llegar a traducir (por desgracia, en el caso del otro, tan solo conseguí contactar con su agente, que muy amablemente me dijo que no). Intenté ser realista y pensar que un autor multi-premiado y de su categoría difícilmente iba a acceder a cederme uno de sus cuentos en estas condiciones, pero como no tenía nada que perder le escribí. Y creo que una de las mayores alegrías que me ha deparado este blog ha sido la amabilísima contestación de Ford, un sí sin ningún tipo de condición y a cualquiera de los relatos que le había propuesto. Y además es de los autores que me ha contestado a todos y cada uno de los correos que le he enviado, incluso a aquellos que no requerían contestación, y se ha mostrado amabilísimo en todo momento.
También con Kij Johnson me llevé una grata sorpresa. Había escuchado una entrevista en la que decía que para ella lo más importante era que la gente leyera su obra. Así que en su caso confiaba en recibir una respuesta positiva, pero pensaba que iba a ser parcialmente positiva, es decir, sí, pero no a “26 monos, además del abismo”, ganador del Premio Mundial de Fantasía, sino a alguno de los otros cuentos que le proponía, menos conocidos. Y no fue así, me dijo que adelante con el que quisiera. Un honor para mí y para el blog. Y algo parecido sucedió con Mary Robinette Kowal, que también me dio su autorización para traducir “Por falta de un clavo”, todo un premio Hugo.
Y en el caso de determinados autores (sobre todo Rose Lemberg, Aliette de Bodard y Zen Cho), además me han ayudado bastante en aspectos concretos de las traducciones. Lo que siempre es un lujo para cualquier traductor y algo que en mi caso agradezco enormemente. Y varios de los escritores que aparecerán durante los próximos meses, incluso me han enviado determinados cuentos suyos que estaba interesada en leer pero que no tenía y que no estaban disponibles online.
Un caso un tanto distinto ha sido el de un autor que tendremos muy pronto en el blog, que escribe bajo pseudónimo y cuya verdadera identidad es totalmente desconocida para el público general. No tiene página web ni dirección de correo de contacto ni twitter ni nada. Lo que sí que tiene es unos cuentos estupendos, por lo que llevaba meses en mi punto de mira. Intenté contactar con él (o ella, que ni eso se sé) escribiendo a la revista donde publica relatos con más asiduidad. Nada, ni me respondieron. Insistí. De nuevo silencio. Lo intenté a través de la editorial donde publica sus novelas (que según su página, está encantada de pasar los mensajes de los lectores a los autores a los que vayan dirigidos). Tampoco nada. Así que llegué a la conclusión de que seguramente le había llegado mi propuesta, pero que no le interesaba lo más mínimo, de ahí que ni siquiera me hubiera respondido. Cuando ya me había olvidado prácticamente del tema, se me ocurrió comentárselo a Jonathan Strahan en un correo que le envié para otro asunto, ya que en su última antología se incluía un cuento que me había gustado bastante del misterioso autor. Pues bueno, algo así como media hora más tarde, tenía el permiso para traducir y publicar ese cuento. Una enorme sorpresa y de lo más agradable, tras todos esos meses de intentos infructuosos. Eso sí, en este caso no he llegado a intercambiar ningún correo con el autor, todo ha sido a través Strahan, al que también le estoy de lo más agradecida por su mediación.
CJ: Por lo que cuentas, y por lo que me han comentado otros profesionales, el oficio de traductor tiene mucho de detective solitario. Hay también un componente aventurero creo yo, y una continua búsqueda de la perfección que a veces debe limitarse para llegar a una aproximación lo más cercana posible al significado y las referencias del original. ¿Cuál ha sido el relato que más te ha costado traducir y por qué?
M: Estoy totalmente de acuerdo en lo que comentas sobre el trabajo de los traductores. Es bastante solitario, pero apasionante. La perfección es imposible, por supuesto, pero al menos ahora gracias a internet disponemos de una herramienta que nos facilita enormemente todo esa labor de investigación que resulta imprescindible.
De los relatos aparecidos en el blog, creo que los dos que más me ha costado traducir han sido “Radiante mañana”, de Jeffrey Ford, y “Las siete pérdidas de Na Re”, de Rose Lemberg. En el primero, además de por todas las referencias culturales que aparecen, porque el texto original rezuma ironía y era fundamental que no se perdiera en mi versión. Y en el segundo, porque aunque estaba escrito en prosa era prácticamente poesía.
CJ: Cuentos para Algernon es una iniciativa sencilla pero muy valiente. Traduces relatos de género y los pones a disposición de los lectores, online y de manera gratuita, después de conseguir que sus autores te cedan los derechos. ¿Qué balance haces de la primera antología que salió hace unos meses? ¿Para cuándo la segunda?
M: La idea del blog se me ocurrió a mí, pero la de la antología se la debo a alguno de los seguidores del blog, aunque no recuerdo exactamente a quién, porque fueron varias personas las que me lo sugirieron. Y la verdad es que me pareció una idea estupenda. Yo tengo un e-book totalmente caótico, con cientos de relatos sueltos que saco de internet y que meto ahí a la espera de poder leerlos en algún momento. Así que pensé que a todo el mundo le resultaría mucho más cómodo tener todos los cuentos agrupados en un único documento, en lugar de tener doce documentos sueltos. Y hasta ahí llegó mi razonamiento.
Por eso me sorprendió enormemente la recepción que tuvo Cuentos para Algernon: Año I. El día del lanzamiento, el blog tuvo su record absoluto de visitas. Y tengo la impresión de que la antología se ha convertido en la carta de presentación del blog para muchas personas. La primera reseña que apareció me pilló totalmente por sorpresa. Tal como digo, para mí la antología era simplemente la reunión de los cuentos publicados hasta ese momento meramente a efectos organizativos, pero no pensaba en ella como en un libro «de verdad», con la entidad suficiente como para que alguien se molestara en escribir una reseña sobre ella. Y cuando empezó a aparecer en diversas listas de lo mejor del 2013, el subidón ya fue total. Y todavía me hace mucha gracia cuando en alguna página veo «Editorial: Cuentos para Algernon».
Como tengo bastante claro que las antologías van a tener un carácter anual, Cuentos para Algernon: Año II debería aparecer el próximo mes de octubre, con todos los cuentos publicados durante el segundo año de vida del blog. Si no me surgen imprevistos, mi intención es mantener el ritmo actual de traducción de cuentos, y a ese ritmo el material de un año creo que se ajusta bastante bien a lo que se puede esperar de una antología.
CJ: Pregunta obligada: ¿qué opinas de la salud del género en nuestro país? ¿y en el conjunto del mercado hispano-parlante?
M: Uno de los principales inconvenientes de Cuentos para Algernon es que mediatiza enormemente mis lecturas. Durante este último par de años he leído principalmente ficción breve de autores anglosajones y, como soy lectora de todo tipo de géneros, he procurado que lo que iba intercalando no tuviera mucho que ver con la narrativa fantástica. Como consecuencia, llevo una buena temporada leyendo muy pocas obras del género de autores hispanos, por lo que tampoco me siento en condiciones de opinar con suficiente conocimiento de causa.
Ahora bien, teniendo en cuenta que en general los escasos libros que he leído en estos últimos tiempos relacionados más o menos con el género me han dejado más que satisfecho (El libro de los pequeños milagros de Juan Jacinto Muñoz Rengel, Los que duermen de Juan Gómez Bárcena, Porvenir de Iban Zaldua, Frío de Rafael Pinedo y Distorsiones de David Roas, por mencionar aquellos con los que más he disfrutado), y que también he leído algunos relatos que me han parecido interesantes en otras publicaciones como Terra Nova y Presencia Humana, yo diría que la salud del género no es mala.
Y si me remonto un poco más hacia atrás en mis lecturas, me encuentro con que los autores de algunas de las obras fantásticas que más han gustado estos últimos años se llaman Félix J. Palma, Hipólito G. Navarro, Cristina Fernández Cubas, José María Merino, Juan Jacinto Muñoz Rengel, Ignacio Padilla, Albert Sánchez Piñol o Rodrigo Fresán, por citar algunos. Así que no creo que tengamos que sentir ningún tipo de complejo. Creo que se escribe narrativa fantástica de calidad, aunque es bastante habitual que se publique fuera de las editoriales más centradas en el género, por lo que hay que estar atentos si no queremos que se nos escape.
Y también tengo la sensación de que a los lectores les interesa lo que escriben los autores hispanos, lo que siempre es una buena señal. Hace unos días, los responsables del recién nacido proyecto Maelstrom anunciaban que tenían casi 200 suscriptores que se habían apuntado para recibir los relatos por correo electrónico. Esa cifra dobla la de suscriptores a los avisos de actualización por correo que, tras año y medio de vida, tiene Cuentos para Algernon. Lo que me parece bastante significativo.
CJ: Se habla mucho del fandom en España, de si enriquece de manera positiva el género, de si lo empobrece… claro que también depende de qué se entienda por fandom ¿qué es para ti? ¿crees que incide en general de manera positiva o negativa sobre el género?
M: No creo que pueda dar una definición mejor de fandom que la que dio hace unos meses el responsable del blog Sin Solapas, así que ni lo voy a intentar. En principio, no pienso que el fandom deba influir ni positiva ni negativamente sobre el género. Ahora bien, sí que tengo la sensación de que el andar jugando demasiado con este concepto puede llevar a remarcar en exceso las fronteras del género, impidiendo que aquellos a los que le gusta la literatura fantástica hagan incursiones fuera de ella y, al contrario, que los lectores más generalistas se adentren en ella. Y eso me parece bastante empobrecedor, tanto para unos como para otros. Así que ni me considero fandom ni esta es una de mis estructuras algebraicas favoritas.
CJ: Cuentos para Algernon ofrece la posibilidad a todos los amantes de la ciencia ficción, de la fantasía y del terror (y yo añadiría cualquier amante de la Literatura, así con mayúsculas) de disfrutar gratis y desde el confort de su casa en español de historias que, de otro modo, permanecerían desconocidas para gran parte del público que no tiene un dominio del inglés. Internet permite que tu página llegue a todas partes, y tu proyecto es un modelo sin ánimo de lucro. Se trata de una iniciativa diferente que otros están adoptando, con sus propias variaciones, como Maelstrom o Ficción Científica. ¿Hacia dónde crees que caminan este tipo de proyectos? ¿Qué otros te gustaría emprender?
M: Creo que gracias a internet van a seguir apareciendo muchos más nuevos proyectos de este tipo. Eso sí, siempre que entre los legisladores y los grupos de presión no lo fastidien todo. Porque con frecuencia pienso que lo más probable es que Cuentos para Algernon está infringiendo alguna ley. Viendo lo que se está viendo por ahí, seguro que existe alguna normativa ridícula por la que los autores no pueden ceder gratuitamente los derechos de sus cuentos y, en caso de que sí que puedan, estoy convencida de que eso no quita para que alguna organización tipo SGAE tenga derecho legalmente a pedirme que abone alguna cantidad en concepto de derechos de autor. Y si todavía no existe la ley, perfectamente se la pueden inventar mañana. O se sacarán de la manga una legislación que obligará a que todos los blogs se tengan que registrar, para tenernos bien controlados. O a pagar una tasa. O a cualquier otra cosa por el estilo que en mi caso me quitará las ganas de seguir adelante. Aunque bueno, espero equivocarme y que estas ideas sean simplemente el resultado de leer demasiadas obras distópicas.
Pero hasta que llegue ese día en que los controles y trabas burocráticas imposibiliten este tipo de proyectos gratuitos y libres, confío en que sigan apareciendo muchos y de lo más variado. Habrá muchas iniciativas que no cuajen, pero las más interesantes o las que tengan más suerte seguirán adelante, y eso es lo que importa. Gracias a internet, para lanzarte a un proyecto pequeño como es el caso de Cuentos para Algernon, lo único que se necesita es una idea y ganas, y eso está al alcance de cualquiera. El resto, la infraestructura y la información, está ahí para todo aquel que la necesite.
En mi caso particular, ahora mismo no me planteo ningún otro proyecto. Cuentos para Algernon ocupa todo el tiempo libre del que puedo disponer (e incluso más). Por el momento, todos mis esfuerzos se van a centrar en intentar conseguir mantener el nivel de calidad del blog y la periodicidad del mismo. Creo que ese es mejor camino para que cada vez sean más los que lean los cuentos publicados, que es de lo que a fin de cuentas se trata. Eso sí, mantengo mi intención original de no restringir el blog al género estrictamente fantástico, por lo que en algún momento me gustaría empezar a incluir algún relato de carácter más generalista.