Han pasado ya muchos años desde que asistí una mesa redonda en la que participaba mi querido amigo Elías Combarro titulada “La reseña es política”. Si esta afirmación es cierta de por sí, aún lo es más cuando hablamos de un libro con una carga política tan importante como Where the Axe is Buried.
Esta es una novela sobre refugiados, sobre poder, sobre sistemas que se perpetúan a sí mismos pero, sobre todo, es una novela sobre resiliencia. No se dan nombres sobre los países en los que están basados la federación, la ciudad-estado y los distintos regímenes donde tiene lugar el relato, pero no hace falta, porque todos sabemos a quiénes se refiere Nayler. Es un libro tremendamente frío y cerebral, lo cual hace que sea un poco difícil entrar en él, pero el mensaje que nos hace llegar es tan duro como certero, avasallador como un derrumbamiento.
Desde distintos puntos de vista asistiremos al desarrollo de los acontecimientos en un futuro cercano, donde el poder de casi todos los países está en manos de Primeros Ministros que son Inteligencias Artificiales que aplican sus despiadados algoritmos para hacer más eficiente el sistema, en una especia de extrapolación de la inteligencia artificial marítima que ya vimos en The Mountain in the Sea, pero con mayor capacidad de influir en las vidas humanas. La resistencia es fútil. Y qué decir del Presidente que se perpetúa en el poder a través de clones convenientemente cambiados para que parezca que hay progreso, cuando solo hay inmovilismo. Se ha llegado a esta situación por la pasividad de las masas y también por cierto hartazgo con los sistemas probados hasta entonces, con los que nadie estaba contento.
Ray Nayler es un gran conocedor de la situación geopolítica actual, especialmente de Rusia y sus exrepúblicas socialistas y no pierde la oportunidad de hacernos ver que el sistema actual es corrupto y se tambalea, pero no sabemos cuál sería la solución más idónea. Como digo, los personajes mediante los que expone sus ideas muestran una apatía casi contagiosa, han bajado los brazos a base de darse cabezazos contra la pared. No se puede decir que el libro ofrezca esperanza ni respuestas, por que no lo hace, pero sí que nos da material para la reflexión. Si me permitís la exageración, es un libro con mucha más ciencia que ficción, con unas importantes reflexiones sobre el camino que estamos tomando con las inteligencias artificiales, pero también con especulación sobre dónde nos están llevando los políticos en la actualidad. Creo que se trata de una lectura imprescindible y está llamado a ser una de las obras del año.