He de decir que me ha encantado esta space opera de Kate Elliott, que me ha tenido entretenida e intrigada a la par, aunque el comienzo haya sido un poco lioso.
La frase en la que se ha centrado toda promoción de Unconquerable Sun la definía como un retelling de Alejandro Magno con género cambiado en el espacio (un gran triunfo de marketing, poque es una frase demoledora). Y es una muy buena definición, porque aunque solo conozco ligeramente la historia del conquistador, es cierto que se nota ese aire de inspiración griega en la ambientación y esa famosa “camaradería” de los miembros de su séquito. La trasunto de Alejandro es Sun, que lleva toda la vida preparándose para asumir el mando de la república de Chaonia cuando su legendaria madre no esté.
Al principio de la novela nos podemos encontrar un poco perdidos con muchos personajes nuevos y sobre todo con los diversos puntos de vista de la narración, que llevan aparejados cambios de la primera a la tercera persona e incluso en el tiempo verbal. Este recurso requiere un pequeño periodo de adaptación, pero luego se antoja algo natural y fluido. Para conocer a los personajes, no obstante, hace falta un poco más de tiempo y esfuerzo, pero merece la pena. Son distintos y complementarios entre ellos y se convertirán en el alma del libro.
Las intrigas políticas y traiciones están a la orden del día, incluso dentro de la misma familia, porque ¿quién te puede poner mejor la zancadilla que aquel que te conoce desde siempre? Todo esto con una guerra de fondo, con un imperio que ha tenido que retroceder un poco en sus posiciones por el empuje de Chaonia, pero que no está dispuesto a dar su brazo a torcer en una guerra a varias bandas.
El ritmo de la novela, aunque empieza un poco indeciso, toma una velocidad de crucero muy elevada una vez que están desplegadas todas las piezas en el tablero. Y se vuelve definitivamente frenético al final del libro, cuando las apuestas están más altas y empiezan las revelaciones que cimentarán la continuación, porque por desgracia (o por suerte si la autora sigue con este nivel), el libro no es autoconclusivo.
Por si le faltaba algo, la novela está trufada de guiños al lector y huevos de pascua para ir descubriéndolos. Desde tuckerizaciones de otros escritores pasando por referencias futboleras, el libro tiene muchos pequeños detalles que denotan el trabajo y el cariño volcado en su creación. Tener un diminuto dinosaurio como mascota, los personajes con cuatro brazos o la creación de nuevas palabras que quedan como pequeños retos de comprensión para el público del libro son añadidos que aumentan la inmersión en la aventura.
Por favor, leed esta novela. Necesito comentarla con alguien urgentemente.