Aprovechando la suscripción de Scribd me puse a escuchar The Night Circus, de Erin Morgensten, sin tener apenas referencias previas. Me encontré con un libro maravillosamente escrito, en el que apenas pasa nada ni hay casi trama que sostenga la narración, pero con unas descripciones tan preciosas que pasas por alto el hecho de que en realidad es más importante el continente que el contenido. Y todo esto en una primera novela, lo que hace todavía más importante el hito.
A todo esto también ayuda la hipnótica voz del narrador, Jim Dale, capaz de imprimir una cadencia a la lectura que acaricia el oido mientras va desgranando las vicisitudes de este mágico circo nocturno que sirve como escenario para una contienda en la que no están claras ni las reglas ni el resultado.
El libro está situado en el periodo de tiempo entre finales del siglo XIX y comienzos de XX, donde la tecnología todavía no lo había invadido todo y aún había sitio para la magia, entendiéndola como algo que desafía los sentidos. Aunque la autora va saltando de escena en escena y de fecha en fecha, no resulta para nada complicado seguir el tenue hilo que une los capítulos. Asistiremos a la creación de este circo nocturno que maravillará al mundo, desde el germen de la idea a la contratación de los artistas e incluso asistiremos a muchos de los números que se presentan ante un público entusiasmado. En ocasiones me ha recordad a Big Fish, donde la desbordada imaginación del padre de Ewan McGregor mezclaba realidad y fantasía con tanta naturalidad que acababan siendo indistinguibles. Es indudable que el escenario cirquense ya nos predispone a dejarnos invadir por ese sentido de la maravilla con que acude un niño a su primera representación.
A los personajes les habría venido bien algo más de personalidad, porque aunque se hacen de querer, es cierto que apenas tienen profundidad. Se ven envueltos en un juego que han decidido sus mayores, pero ni se rebelan especialmente por estas condiciones que les vienen impuestas ni dejan de participar activamente en el desarrollo del propio circo.
Quien decida dar una oportunidad a The Night Circus acabará embelesado por el escenario aunque en realidad la historia no le lleve a ningún sitio. Pero no siempre es necesario viajar para descubrir cosas nuevas.