Benjanun Sriduangkaew continúa sorprendiéndonos con sus adaptaciones de cuentos infantiles tradicionales. En esta ocasión se trata de la continuación de Winterglass, de la que ya hablamos en su momento.
Como Mirrorstrike es una segunda parte, la autora puede dar por supuesto que ya conocemos el mundo en el que se desarrolla la historia y por lo tanto se centra más en la intriga política, lo que hace que esta entrega sea más intensa. Comparte personajes con los que ya conocimos en el primer libro, pero tiene algunos nuevos que resultarán fundamentales para el desarrollo de la trama.
Volvemos a ser testigos de las tórridas escenas de sexo lésbico a las que nos tiene acostumbradas la autora, algo que parece casi su marca de agua. Pero no es esto lo más importante, lo que más nos preocupará es saber si un plan orquestado desde hace décadas podrá llegar a buen puerto. Cuando es necesario asimilarse con el enemigo de tal manera que casi nos volvemos indistinguibles de su forma de pensar, ¿es posible mantener el plan original o habrá que adaptarse? Esta lucha interna está muy bien trazada en los párrafos de Benjanun, donde podemos sentir como la lucha interna puede desgarrar al corazón más firme.
También me gustaría destacar la belleza fría y aterradora de alguna de las descripciones que la autora nos brinda. Se me ha quedado grabada especialmente la escena en la que las víctimas de un envenenamiento se convierten en cristal mientras se van licuando sus órganos internos, pero esto es solo un ejemplo.
Mirrorstrike es una continuación perfecta para Winterglass, ya que retoma los mismos temas y les da una nueva vuelta de hoja. Algunos aspectos de los libros pueden resultar desagradables para cierto tipo de público, pero una vez advertido este hecho, creo que quien disfrutara de Winterglass en particular o de la obra de Sriduangkaew en general, gustará de esta lectura.