Es innegable una tendencia actual en la fantasía a algo que podríamos llamar “literatura de portales”. Me parece que esta tendencia empezó hace unos años con la trilogía The Magicians de Lev Grossman y sus viajes a Fillory, pero seguramente alguien con más conocimientos que yo podría indicar otro inicio. El caso es que los portales han vuelto a nuestras vidas y parece que para quedarse. Ahí tenemos a Seanan McGuire y su exitosa serie Wayward Child o la propia autora de esta novela, Alix E. Harrow, ganadora del premio Hugo por otro relato de puertas mágicas.
The Ten Thousand Doors of January tiene un gusto a fantasía clásica que resulta muy agradable para el lector más veterano, que se encuentra con lugares que no conoce pero que le recuerdan a otros por los que si ha transitado. En este sentido, la autora es muy hábil dejándonos entrever otros mundos pero sin definirlos apenas, solo dando unas pequeñas pinceladas de lo que podríamos encontrarnos allí. En los mundos en los que se va desarrollando la historia sí que hay más descripciones y ahí es donde la autora saca a relucir todo su arsenal de comparaciones y estilos. Me ha fascinado la prosa que utiliza, capaz de decir mucho con pocas palabras. Creo que este es uno de los puntos más destacables de la obra, el placer estético de la lectura.
El hecho de que la protagonista sea una persona de color también es importante, en parte por el desarrollo de la historia en sí, pero principalmente como alegato antirracista. El momento temporal en que se sitúa, a principios del siglo XX, también ayuda a que este factor incremente su importancia, y cubre de un velo misterioso las investigaciones que se llevan a cabo para encontrar nuevas puertas, porque en aquella época el mundo no estaba tan precisamente cartografiado como ahora. Un acierto, otro más, de la autora.
Creo que la historia de amor que se va descubriendo a través de cartas y otras referencias también es un pilar importante en la novela. Un amor que ocurre casi por casualidad pero que es capaz de afrontar las más terribles adversidades y complots para llegar a buen puerto también es algo que quedará en nuestra memoria tras haber leído el libro.
Quizá el punto más flojo del libro sean los enemigos, que parecen terribles en primera instancia pero que acaban deshaciéndose con una facilidad pasmosa para lo que se podría esperar de los miembros de una sociedad secreta dedicados a la conservación del status quo.
Creo que The Ten Thousand Doors of January es un libro del que se va a hablar mucho a lo largo de los próximos meses y no me extrañaría verlo en alguna lista de nominados para el año próximo.