Sentía curiosidad por leer algo de Sam Sykes por una razón tan pedestre como lo entretenido que es seguirle en Twitter. Desde que junto a Chuck Wendig crearon este hilo, pensé que sus novelas al menos tendrían que ser divertidas. Así que comencé Seven Blades in Black con alguna que otra esperanza.
Lo primero que llama la atención es la fortísima personalidad de la protagonista, Sal the Cacophony, una renegada con una misión de venganza. Y menuda venganza, algo capaz de hacer sonar todas las “alertas Montecristo” para aquellos que gustan de este tipo de historias.
La novela está estructurada a base de flashbacks que van variando el marco temporal para que vayamos descubriendo el pasado de Sal desde la celda en la que espera su ejecución. En este sentido, Sam Sykes dosifica la información de manera muy acertada para que sigamos leyendo con interés cada una de las revelaciones que va dejando caer.
También es cierto que a pesar de tratarse de una historia de violencia y sacrificios muy dura, los toques de humor que me atrayeron hacia el autor en primer lugar siguen estando presentes. Parece que es su marchamo de calidad. Porque ya me diréis si no a quién se le ocurriría tener una lucha a muerte entre magos muy poderosos mientras hablan educadamente sobre la ópera.
Sin embargo, la novela también tiene defectos. Se me ha hecho pesada por momentos, con Sal deambulando de un lado a otro para encontrar a sus futuras víctimas y muchas veces avanzando a base de casualidades. Tampoco sé si es totalmente creíble la relación de amor-odio que tiene la protagonista, aunque en este caso puede que Liette simplemente no pueda dejar atrás una relación tóxica como pocas.
La primera aproximación a la obra de Sam Sykes me ha dejado con curiosidad por leer algo más, pero tampoco con la necesidad de coger inmediatamente una nueva novela suya, así que dejaré reposar esta curiosidad hasta otro momento en el futuro.