Cuando un libro viene tan recomendado, a veces da miedo empezarlo por si no se cumplen todas las expectativas que entre todos se han creado. Así comencé yo la lectura de esta obra de Lauren Beukes, pero afortunadamente he disfrutado mucho con ella y no me queda más remedio que unirme a la ola de hype que se ha creado.
Los asesinos en serie tienen algo que nos atrae, tal vez sea por su total ruptura de las leyes que a veces nos encorsetan o por la forma romántica en que se nos presentan, pero la cruda realidad es que son seres bestiales que dan rienda suelta a sus más bajos instintos. Así representa la escritora a Harper, un oscuro personaje que en los años treinta encuentra una casa que le permite viajar en el tiempo. Pero esta capacidad tiene su precio. Dentro de la casa existe una habitación dedicada a ser un macabro museo con recuerdos personales de mujeres a las que se siente compelido a asesinar.
Sin embargo, una de sus víctimas consigue escapar en los ochenta. Kirby dedica desde entonces sus esfuerzos a buscar a la persona que intentó matarla y entra como becaria a un periódico de Chicago buscando sus archivos sobre crímenes, con la esperanza de encontrar algún paralelismo que le permita localizar a su asesino frustrado. Como tapadera, ejercerá de becaria de Dan, periodista deportivo que otrora lo fue de homicidios
Los puntos de vista y la situación temporal va cambiando capítulo a capítulo. Mientras Harper cada vez siente más confianza en sus asesinatos y en sus viajes en el tiempo, Kirby se encuentra más perdida en su investigación. Y las víctimas se siguen acumulando.
No deseo desvelar nada más de la trama, pero hay que elogiar la labor de documentación llevada a cabo por Beukes y sus colaboradores, y también es impecable la claridad con la que se desarrolla la historia a pesar de los múltiples cambios de registro y de franja temporal.
La violencia está representada de una forma descarnada que a veces roza el gore, pero sirve para dar un aspecto más realista a la historia a través del sufrimiento corporal al que se ven expuestas las víctimas.
Las víctimas. Zora. Alice. Margot. Catherine. Jin-Sook… ellas son las verdaderas protagonistas de la historia. Dejan de ser un bonito cadáver para tener una propia historia y un bagaje que hace que brillen con luz propia. Los capítulos más interesantes son aquellos en los que llegamos a conocerlas e incluso a quererlas hasta que Harper nos las arranca de entre las manos. Según la entrevista que Lauren Beukes concedió a The Geek’s Guide to the Galaxy, una persona cercana a ella sufrió una muerte violenta y este hecho dejó una huella muy profunda en ella. Quizá este libro haya servido para exorcizar estos demonios.