Parece mentira que ya vayamos por la cuarta entrega de esta saga épica de space opera, cuya complejidad y atractivo hace que palidezcan otras en comparación. Aunque normalmente se habla de worldbuilding cuando mencionamos la creación de escenarios, ambientación y cultura que llevan a cabo los autores para dotar de contexto a sus libros, me parece que en el caso de Ruocchio vamos a tener que forjar un nuevo término, el universebuilding, así de grandiosa es la labor que está realizando.
Kingdoms of Death continúa la narración en primera persona de las andanzas de Hadrian Marlowe, pero con un tono mucho más oscuro que las anteriores entregas, con un desesperanza y una tristeza que impregnan cada una de las muchas páginas del libro. Se podría decir que es más comedido en el sentido de que gran parte de la trama transcurre en un solo lugar, aunque en periodo bastante prolongado de tiempo. Es muy difícil comentar una novela que continúa lo narrado en las tres anteriores sin destripar nada y sería injusto hacerlo porque gran parte del placer narrativo que tienen estos libros es ir conectado las piezas que el autor va mostrando poco a poco.
El libro tiene un comienzo que avasalla con una batalla muy bien narrada, pero pronto cambia de rumbo a una historia mucho más personal y triste, una descripción de cómo la tortura y la soledad pueden llegar a quebrantar la voluntad más férrea.
La prosa es maravillosa, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados el autor, con sus sólidos conocimientos de cultura clásica reflejados en una sociedad situada miles de años en el futuro. Kingdoms of Death se centra mucho en los sacrificios que se han de realizar buscando un bien mayor, en la balanza moral entre lo que se ofrece y lo que se consigue. ¿Cuánto vale la vida de una persona? es una pregunta siempre presente en este libro.
Como en otras ocasiones he disfrutado de esta novela en formato audiolibro. La labor de Samuel Roukin es estupenda, aunque he de reconocer que en esta ocasión el tono escogido para el peor de los villanos que aparecen no me convence para nada. Me rechinaba que alguien capaz de aniquilar mundos enteros tuviera casi voz de pito, aunque esto como digo es una sensación muy personal que no sé si será compartida por los demás cuando escuchen el audiolibro.
Ya solo nos falta otra novela para poder contemplar esta obra como un ente completo, en ese futuro de dentro de 20000 años con la humanidad bajo la amenaza alienígena.