Hay muchas veces que llegas tarde a las series, porque cuando salieron no cayeron dentro de tu zona de atención o simplemente porque estabas en otros menesteres, y luego da mucha pereza intentar ponerse al día porque ya llevan chorrocientas publicaciones y acabas dejándolo de lado.
Pero la verdad es que este año me había propuesto ponerme “al día” con dos series bastante largas, una que todavía mantengo en secreto aunque quizá la podáis adivinar y otra esta The Invisible Library, que parecía hecha a medida para mí.
También es cierto que la posibilidad de escuchar el audiolibro de estas obras es algo que facilita mucho la tarea, al menos para mí, porque lo puedo compatibilizar con otras tareas y así aprovecho más el tiempo. Vamos, que se han conjuntado todos los factores necesarios.
Como primera entrega de una serie The Invisible Library ofrece todo lo que se puede desear. Un mundo muy interesante, unos protagonistas realmente atractivos y un pequeño misterio para tenernos entretenidos mientras vamos conociendo el mundo alternativo en el que se desarrolla la historia.
Por empezar con la parte más floja, el “misterio” con la desaparición de un personaje resulta bastante obvio desde el principio, quizá porque en un mundo donde la magia es posible ya te esperas cualquier cosa o quizá porque no era demasiado intrigante desde un principio. Pero este pequeño fallo se ve de sobra compensado por el entorno, maravilloso para una bibliófila como yo y los personajes, cuyas interacciones son simplemente deliciosas.
La Biblioteca es un lugar donde se almacena todo el saber del universo y los bibliotecarios van cumplimento misiones de “recuperación” de libros en mundos alternativos donde aparecen obras excepcionales que son únicas. La protagonista de este volumen, que creo que seguirá en los siguientes, es Irene, una joven espía-bibliotecaria que realiza estas funciones. La misión que se le encomendará esta vez la llevará a un Londres alternativo donde la magia y la tecnología se juntan de forma muy atractiva, con vampiros, hadas y zepelines. Pero también deberá ejercer como tutora de Kai, su novicio acompañante en esta misión.
La idea de la Biblioteca es fascinante, y también lo es la magia que los bibliotecarios pueden usar en sus misiones, siempre de forma discreta y procurando no alterar los mundos a los que viajan. Es cierto que este Londres alternativo peca de no ser excesivamente original, pero es que está demostrado que determinadas fórmulas funcionan como un reloj para captar la atención de los lectores, así que Cogman juega sobre seguro.
La narración de Kristin Atherton también se alía con la propia historia para ofrecer una experiencia deliciosa. No pasará mucho tiempo sin que empiece la segunda entrega.