La fantasía urbana es un caldo de cultivo perfecto para el romance paranormal y hay que reconocer que Mia Tsai mezcla de una forma tan equilibrada ambos subgéneros en Bitter Medicine que no se puede decir que haya un exceso ni un defecto de ninguno de ellos. Para ser una primera novela, hay que reconocer que consigue un equilibrio perfecto en la trama, con toques de humor y acción que le sientan muy bien.
La historia gira entorno a Elle, una descendiente del Dios chino de la medicina que trabaja en una tienda de hechizos de protección y Luc, un semielfo francés cliente habitual. Aunque hay una atracción innegable entre ellos, la situación de ambos no les permite ponerse a pensar en establecer relaciones más que profesionales.
Mia Tsai ha entrelazado en esta historia de amor los hilos de las obligaciones familiares y laborales de una forma ágil y creíble. Elle está dispuesta a sacrificar su libertad por proteger a su familia y Luc se debe tanto a su trabajo por razones que poco a poco se irán desvelando que ambos parecen condenados a seguir sus trayectorias divergentes sin posibilidad de encontrarse nunca. Pero claro, la casualidad siempre está presente para ayudar a las almas en pena, y Luc le pedirá ayuda a Elle para su próxima misión, que está íntimamente ligada con el pasado de Elle.
La construcción de mundo que lleva a cabo la autora es encomiable, ya que a la tradición feérica occidental más conocida por estos lares añade la fantasía asiática algo más desconocida. Los personajes están construidos desde el cariño y aunque algunas de las opciones que escogen son un poco rocambolescas, tampoco rompen la continuidad de la historia. Me gusta especialmente el desarrollo de Elle, desde el autosacrificio más encomiable a la vez que absurdo a la autoafirmación más valiosa, un camino nada fácil de recorrer.
Bitter Medicine no ha venido a remover los cimientos de la literatura ni lo pretende, pero sí que está aquí para hacernos pasar un buen rato.
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