En ocasiones no hacen falta grandes despliegues para que un juego llegue a tu corazón. En apenas unas horas he acabado y disfrutado Brothers, a tale of two sons, un pequeño juego de Xbox 360 que recomiendo especialmente.
Lo primero que llama la atención del juego es el apartado gráfico, ya que es espectacular el trabajo realizado con los paisajes y con el camino que han de seguir los dos hermanos en su aventura. A pesar de no tener una sola línea de diálogo (al menos diálogo entendible), la expresividad de los personajes y lo bellos que son los decorados nos permiten comprender perfectamente la historia. Realmente merece la pena sentarse en los bancos que hay a lo largo del camino y que nos permiten disfrutar de las vistas de este país de fantasía en el que se desarrolla la historia.
El juego nos enfrenta a dificultades que aparecen por lo escarpado del terreno o los obstáculos que nos encontramos en el viaje, pero, salvo un caso puntual, no hay combate. Es de agradecer el desarrollo cooperativo. Cada hermano posee unas características particulares que serán de utilidad a lo largo de su peregrinaje y nosotros tendremos que hacer que trabajen a la vez para seguir avanzando en la historia.
La forma de control es curiosa. El mando se divide en dos partes, con el gatillo y el stick izquierdo controlamos a un hermano y con la parte derecha al otro. He de reconocer que esto me ha ocasionado algunos problemas, no sé si por la disposición del juego o por mi propia coordinación, ya que no estoy acostumbrada a jugar de esta manera. A pesar de estos problemas, los retos a los que se enfrentan los hermanos no suponen un desafío demasiado complicado en cuanto le cogemos el tranquillo.
La música acompaña al juego de forma correcta, pero aun así lo que más destaca son las imágenes idílicas en un principio y más oscuras conforme avanza el juego. También la integración de los objetos con los que hay que interactuar con el entorno está bien pensada y el juego con los tamaños de los habitantes del mundo da pie a los desarrolladores para plantear puzles de sencilla resolución.
A pesar de los pequeños problemas de control y de lo corto que es (aunque ya digo que no hace falta que sea más largo) es un juego que se puede disfrutar y mucho. Dadle una oportunidad y no os defraudará.