Uno de los primeros libros que reseñé en el blog fue el prometedor debú de E.J. Swift, Osiris, así que cuando tuve la oportunidad de leer Cataveiro no me lo pensé dos veces.
El principio de esta segunda entrega de The Osiris Project deja bastante descolocados a los que buscaran la continuación directa del primer libro. Nada más lejos de lo que la autora nos ofrece. Se abre el enfoque de manera extraordinaria y tenemos la oportunidad de conocer mejor este mundo postapocalíptico en el que se sitúa la acción.
Uno de los pilares en los que se basa la novela es el worldbuiliding, el exhaustivo trabajo creativo que supone crear todo un nuevo mundo con sus reglas, leyes, personajes… Cada uno de los “países” que se mencionan en la lectura son distintos de los demás, con creencias políticas, religiosas y de otra índole situadas en polos opuestos. Desde el miedo atávico a la tecnología al temor al contagio, todo son detalles que dotan de profundidad a la historia. La dualidad norte-sur que se desprende en toda la historia es quizá un reflejo de la situación actual, aunque la similitud más llamativa es la presencia de una sociedad mercantilista donde todo, absolutamente todo, tiene precio
La historia narrada en Cataveiro nos ofrece varios niveles de lectura. Quizá el más obvio es el relacionado con el cambio climático, pero no es el único. La novela presenta diferentes tramas donde la política y los juegos de poder sustentan la narración. También podríamos dar importancia a la experimentación con virus que dieron lugar al mundo en el que se desarrolla la novela. Incluso podríamos hablar de literatura de viajes, ya que los personajes realizan un viaje tanto físico como espiritual. Son tantos los matices que nos encontramos al leer Cataveiro que es posible que algo se nos pase por alto.
Los personajes son otro de los puntos fuertes de esta novela. Ramona y Taeo centran el discurso, están bien construidos y son consecuentes con sus actos. Pero también se despliega ante nosotros toda una plétora de personajes secundarios intrigantes y seductores sobre los que nos gustaría saber más (y de los que quizás tengamos más noticias en Tamaruq). A mi entender, destaca entre todos the Alaskan, sobre el que acabamos sabiendo algo pero a la que envuelve un halo de misterio sobre el que me encantaría que la autora aportara algo de luz.
Un pequeño defecto que sin duda se podría obviar es el ritmo de la novela, que en ocasiones se ralentiza mucho. Creo que el tono pausado de la prosa de la autora inglesa se adapta perfectamente a lo que nos quiere contar, pero en ocasiones mi propia impaciencia lectora hacía que quisiera adelantar los acontecimientos.
El inconveniente de escribir sobre un futuro posible basándose en el presente es que a veces los acontecimientos actuales cambian la situación de partida. Me gustaría saber que pensó E.J., que comienza este libro hablando de las intocadas líneas de Nazca, cuando Greenpeace decidió dejar un mensaje allí.
El hecho de que sea una segunda parte no desluce en nada la novela, ya que salvo por pequeños detalles no parecería estar relacionada con Osiris, aunque obviamente leerla antes hace que la visión de conjunto de la obra sea la buscada por Swift.
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