Confieso que comenzar a escuchar audiolibros me infundía mucho respeto. No confiaba lo suficiente en mi nivel de inglés como para pretender enterarme de la trama de una novela, así que los primeros intentos fueron algo frustrantes. No obstante, poco a poco he ido educando el oído y por tanto he conseguido asimilar el contenido de lo que estaba oyendo.
Existen puntos a favor y en contra de este nuevo formato de lectura, así que permitidme citar alguno de ellos:
- Compatibilidad con otras acciones. Una de las principales ventajas de la escucha de libros es que aprovechas mucho mejor el tiempo. Puedes estar realizando labores del hogar, haciendo ejercicio, conduciendo o simplemente yendo al trabajo andando mientras disfrutas de una obra de ficción o de no ficción.
- Conocer el tiempo que te va a ocupar una lectura. En una vida tan planificada como llevamos muchos de nosotros, con el tiempo justo entre actividades, conocer de antemano que vas a necesitar 20 minutos para escuchar ese capítulo que te falta de la última novela de Brandon Sanderson te permite sacarle todo el provecho a tus tiempos muertos.
- Caracterización de los personajes. Este es un punto muy personal, pero dependiendo del lector que “interprete” el libro y de las inflexiones que utilice al recitar, se pueden añadir matices a la lectura que mejora la experiencia global. Es posible que también la empeore, pero esto depende de la profesionalidad de la voz que lleve a cabo la tarea.
- La voz como arte. Relacionado con el punto anterior, aunque no es muy común pero también hay obras corales que dan la sensación de estar asistiendo a una obra de teatro.
- Comodidad. De nuevo, es un punto muy personal, pero una vez educado el oído requiere menos esfuerzo ponerte los cascos y escuchar que realizar la lectura al modo tradicional. Un contraste entre activo y pasivo.
Por supuesto también tiene inconvenientes:
- Dificultad en la comprensión. Para mí, que soy una persona eminentemente visual, una de las principales dificultades es estar segura de que he entendido lo que he oído. Cuando estás leyendo en libro electrónico o en papel siempre puedes recurrir a volver unos párrafos atrás, pero en audiolibro (a pesar de las posibilidades de retroceder un tiempo determinado) esta operación es más complicada. Especialmente sangrante es el caso de los nombres propios, topónimos, siglas o palabras inventadas, donde hace falta hacer un ejercicio de credulidad para seguir adelante.
- Anotaciones y párrafos importantes. Desconozco si hay alguna herramientas para hacer anotaciones en un audiolibro, pero las personas a las que les gusta trabajar sobre el texto que están leyendo, haciendo anotaciones, subrayados o comentarios sobre el propio libro lo tienen muy difícil con este nuevo formato. Nota de Jordi Balcells : En audible se pueden hacer anotaciones asociadas a un punto temporal de la lectura.
- Falta de elementos de apoyo. ¿Quién no disfruta perdiéndose por los vericuetos del anexo a una novela fantástica? Pues en un audiolibro esto no es posible, o al menos yo desconozco cómo se podría articular. Nota de Jordi Balcells : Algunos audiolibros traen material adicional en PDF, por ejemplo The Fifth Season .
- Distracciones temporales. Aunque se puede compaginar con otras actividades, lo cierto es que hace falta un estado mental adecuado para escuchar audiolibros. Cualquier distracción momentánea puede causar que pierdas el hilo del libro que esté oyendo, y esto dificulta volver a entrar en faena. Aquí ya entra en juego la capacidad de concentración de cada persona, pero del mismo modo que hay quien puede leer en cualquier ambiente aunque sea ruidoso también hay quién es capaz de abstraerse para escuchar sin molestias.
Leer además de una actividad intelectual es un placer sensorial. Abrir nuevas posibilidades para la lectura me parece el camino a seguir, es por esto que los audiolibros han llegado para quedarse