Waking Gods es la esperada continuación de Sleeping Giants, primera novela de Sylvain Neuvel, que consiguió partiendo desde el más absoluto anonimato vender los derechos de su debut para su adaptación al cine y su traducción a varios idiomas.
Waking Gods es una novela continuista, ya que utiliza la misma estructura inusual que la primera entrega, con excelentes resultados. Por lo tanto comparte los mismos puntos fuertes y las mismas debilidades.
En el apartado positivo, el envidiable ritmo de la novela. Mediante pinceladas en forma de informes, diarios personales, noticias de la televisión vamos viendo cómo se desarrolla la trama. Además, las escenas de acción también están muy logradas, con un dinamismo que empapa cada página. El libro, como dice @mertonio, prácticamente se lee solo.
Los personajes mantienen su idiosincrasia propia y hay alguna incorporación que puede dar mucho juego en el futuro. Esperemos que lo dé, porque al autor tampoco le ha importado prescindir de los servicios de algunos de los pilares fundamentales de la novela anterior, y por ende, de la serie. Esperemos que esta arriesgada apuesta le salga bien. Yo al menos aplaudo la valentía del canadiense.
En el apartado negativo, hay que tener la suspensión de la incredulidad presente en todo momento. Me puedo creer que haya robots gigantes lo mismo que me creo que Spiderman se pegue a las paredes, pero necesito que me expliquen los sistemas de teleportación lo mismo que me pregunto de qué material están hechos los visores de la máscara del superhéroe arácnido para que pueda ver. Es decir, estoy dispuesta a admitir cierta laxitud en las explicaciones científicas pero también requiero cierta coherencia. Y eso que el autor no iba muy desencaminado cuando habla sobre la herencia del ADN de la humanidad (recordando a Nancy Kress con su Yesterday’s Kin) pero otros aspectos de la historia no me los puedo creer.
En definitiva, si te gustó Sleeping Giants te gustará Waking Gods. Y te quedarás esperando como yo la siguiente entrega, porque el final no puede dejar más cosas en el aire… o en el espacio, como tú prefieras.