Seguramente será un problema de mi percepción, pero bastantes libros de fantasía que estoy leyendo últimamente me acaban decepcionando, bien por utilizar caminos ya más que conocidos sin aportar nada nuevo o porque los personajes no me llaman la atención.
Cuando empecé City of Lies me atrajo inmediatamente el mundo de los venenos y las intrigas palaciegas en los que transcurren las páginas de la novela, tanto que incluso creé este gráfico para representarlos.
Sin embargo, el libro no ha cumplido mis expectativas. No solo porque los venenos tienen una importancia tangencial en la trama, si no porque las triquiñuelas palaciegas son de una transparencia absoluta. Cada vez que se centra la atención en un personaje, sabemos que va a parecer sospechoso pero luego por alguna carambola va a resultar inocente. Y esto a través de páginas y páginas y más páginas de relleno.
La relación entre los dos hermanos que nos dan los puntos de vista si es algo más interesante. Que el hermano menor haya tenido que tomar en sus hombros la responsabilidad de ser el “probador” del canciller por la frágil constitución de la hermana mayor, a pesar de tener también sus propios problemas, da lugar a una dinámica de hiperprotección y en cierto modo falta de valoración que es fundamental para el desarrollo de la novela.
Por desgracia, estas dos voces que llevan el libro reclaman demasiado protagonismo. Es que prácticamente todo les pasa a ellos. En una ciudad asediada, solo ellos se encuentran las catacumbas que entrarán en juego después, los intentos por esquivar el asedio, los ataques de los asaltantes… Vale que es su punto de vista el que tenemos, pero es que absolutamente TODO les pasa a ellos. No es creíble. Como tampoco es creíble la absoluta ingenuidad de los protagonistas, que se supone que llevan años preparándose para sus puestos, pero que desconocen las dinámicas de poder tanto en el consejo como fuera de él. ¿Qué estaban haciendo mientras? También la ceguera absoluta ante las injusticias fuera de la ciudad, realmente parece que vivan en los mundos de Yupi.
La lectura en ocasiones se vuelve tortuosa, por esta cadencia excesivamente pausada en el desarrollo de los acontecimientos. Hay que reconocer que al final del libro el ritmo mejora, pero no consigue compensar la excesiva lentitud anterior. Entiendo que son aspectos mejorables y que se trata de una primera novela, por lo que quizá no debería ser tan exigente con este tema, pero es que ha habido veces que no me apetecía seguir leyendo y eso es lo peor que le puede pasar a un libro.
No puedo recomendar City of Lies por estos inconvenientes, pero es posible que con otro bagaje distinto al mío se pueda disfrutar. Necesito encontrar una fantasía diferente para poder volver a entretenerme.