La space opera quizá sea mi subgénero favorito de la ciencia ficción, así que casi nunca dejo pasar la oportunidad de leer algo de este estilo. Creation Machine toma muchísimas referencias de Banks y otros autores famosos de este estilo y esto es precisamente su fortaleza y su debilidad.
Andrew Bannister sitúa la novela en The Spin, un entorno artificial con multitud de mundos y estrellas relativamente cercanos para soslayar el problema de los viajes interplanetarios más rápidos que la luz (si os viene a la cabeza Mundos en el Abismo es normal porque el escenario es similar). No se tiene apenas información de cuándo se creó, aunque se sabe positivamente que es artificial.
Bannister divide en dos el relato. Por una parte tenemos un “patriarcado” poco desarrollado en el centro de The Spin, con unos cuantos planetas conquistados a base de muerte y destrucción para expoliarlos de todos los recursos naturales posibles. Aquí vemos toda una panoplia de intrigas políticas aderezadas con crueldades ilimitadas, muy en la tendencia grimdark de la fantasía actual. Por el otro lado, una rica heredera que para esquivar la influencia de su padre se alista en una guerra destinada al fracaso.
Como podéis observar, el autor nos va presentando muchos de los tropos habituales de la ciencia ficción. Para añadir más materiales a esta amalgama, no podemos olvidarnos de la exoarqueología (como McAuley), las simulaciones virtuales (como Al Robertson), los volcados de memorias para utilizar nuevos cuerpos (como Hamilton)… las referencias son tantas como podamos pensar. Y es esta acumulación de posibilidades la que hace que la estructura de la novela no se soporte por sí misma. Quizá por exceso de ambición o falta de manejo del autor, el libro no acaba de funcionar. Es posible que en las continuaciones consiga enderezar el rumbo y no niego que ha habido momentos muy divertidos durante la lectura, pero esta obra no ha acabado de llenarme.