Exodus: The Archimedes Engine

Personalmente, leer un libro de Peter F. Hamilton es volver a mi zona de confort, a esa ciencia ficción de imaginación desbordada y sentido de la maravilla a paletadas. Si bien es cierto que empecé el libro con cierto recelo por tratarse de una franquicia, una novela de un juego que todavía no se ha estrenado y del que no conocía el lore, he de decir que es una lectura totalmente independiente de la experiencia del videojuego. Es posible que el juego gane enteros una vez leída (algo que me gustaría probar cuando salga) pero como obra literaria en sí misma es perfectamente independiente (salvo de la segunda entrega, claro, porque nos encontramos ante una bilogía).

La premisa ya es espectacular. Hace cuarenta mil años la humanidad escapó de una Tierra moribunda y se estableció, tras siglos de viaje, en una serie de planetas habitables (terraformados por una antigua raza alienígena). Allí han evolucionado, dando lugar a los Celestiales, que ya no se pueden considerar humanos por su desarrollo intelectual y genético. Hay cinco familias de Celestiales que se reparten el poder de forma cíclica, y las Reinas de cada casa, si bien no son inmortales, sí que transfieren parte de su conciencia a sus herederas, dando lugar a una línea dinástica ininterrumpida, que obviamente ofrece muchísima estabilidad.

Mientras tanto, las naves generacionales que fueron saliendo de la Tierra continúan llegando y estos humanos base deberán adaptarse a las condiciones que imponen los Celestiales, que abogan por una especie de servidumbre, llevadera pero irritante en su consideración de los humanos como inferiores.

En esta compleja situación política, llega otra nave generacional con el último hombre que anduvo por la Tierra TM, en un punto álgido del Gran Juego que los Celestiales llevan milenios desplegando, porque hay un planeta que se dirige hacia esta parte del Universo sin que se sepa muy bien quién lo ha puesto en esta trayectoria. Y no voy a hablar más de la trama, porque os aseguro que casi mil páginas de libro dan para mucha trama.

El reparto de Hamilton es muy coral, ya que da voz a diversos Celestiales, a humanos y a otros seres que habitan los distintos mundos. Resulta muy interesante ver cómo la manipulación genética de los Celestiales les lleva a crear muchos tipos de Awakened, que son como animales dotados de inteligencia o constructos biológicos desarrollados para una tarea en particular, siempre con la salvaguarda de que los Celestiales podrán influir en sus mentes. Esto es un comodín muy útil para que el autor se vaya sacando de la manga una serie de razas que nos irá mostrando como una muestra de todo lo que se le va pasando por la cabeza y a su vez, desarrollando toda una cultura específica para cada especie. ¿Le vienen bien unos seres de los que se aprovechan sus fluidos cuales ciervos almizcleros para crear drogas? Ahí los llevas. ¿Ahora necesitas gigantes forzudos pero complacientes para realizar trabajos manuales pesados? Toma unos cuantos.

Uno de los inconvenientes de un libro tan largo y con tantos personajes es que a veces parece que alguno de los hilos se le escapan entre los dedos y pasa mucho tiempo sin que sepamos qué les pasa a estos personajes. A esto también contribuye la dilatación temporal propia de los viajes espaciales, “solucionada” en este caso por unas puertas anteriores a los Celestiales que permiten aceleraciones brutales, siempre que haya un campo protector que envuelva a las naves. Hamilton compensa este distinto reparto de protagonismo intentando dotar del mismo interés cada subtrama, pero hay algunas que son de mecha lenta y hasta que avanza bastante la lectura no se ve claro su utilidad. Para estos momentos en que vuelven a aparecer personajes que hace varios capítulos que no hemos visto, el libro viene con un utilísimo dramatis personae.

Es cierto que el principio del libro, mientras se van recogiendo los elementos necesarios para la consecución de los objetivos, se cae en una especie de correveidile que recuerda mucho a los RPGs en general y supongo que al de Exodus en particular. Entiendo que esto puede aburrir a algunos, pero a mí mientras me sigan hablando de unidades astronómicas, geoanillos y antimateria, me siguen teniendo muy entretenida.

En definitiva, un libro de ciencia ficción al que el calificativo épico realmente hace justicia.

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