Los libros de Beth Revis de la saga Chaotic Orbits son un desengrasante perfecto entre lecturas más sesudas. Aunque How to Steal a Galaxy está muy, pero que muy afectado por el síndrome del segundo libro, su tono irreverente y la rapidez de su trama hace que se lea con una rapidez inusitada y con una sonrisa en la boca.
De nuevo seguimos los pasos de Ada Lamarr, contratada en esta ocasión para robar “algo”, no sabemos exactamente, bajo las mismas narices de Ryan, el agente del Gobierno a quien ya consiguió burlar y atraer al mismo tiempo en Full Speed to a Crash Landing. Toda la novela corta se comprime en apenas unas pocas horas de preparación (o eso creemos) para el timo, tiempo que Revis usa sabiamente para ensalzar aún más la figura de su protagonista y de paso criticar muy duramente a los millonarios “hechos a sí mismos” que parece que van a poblar también nuestro futuro, con planes medioambientales de dudosa procedencia y aún más turbio resultado. Un poco como la ciencia ficción de futuro cercano de The Future de Naomi Alderman, pero menos pegado a la actualidad.
Si bien es cierto que la novela mantiene el ritmo más o menos durante todo su desarrollo, no es menos cierto que en algunos momentos se hace bastante previsible, algo maniquea y menos divertida que la primera, aunque sigo disfrutando enormemente de las notas a pie de página y en general, de la personalidad caleidoscópica de Lamarr.
Creo que en cuanto que esté disponible la tercera parte, la leeré. Sobre todo, para ver en qué queda todo esto pero también para poder valorar la serie como un todo y no solo como la suma de las, por otra parte desiguales, partes.