iD

idDentro de mi a todas luces insuficiente planificación de lecturas para los premios Hugo, había decidido leer “iD”, de Madeline Ashby. Para ello, se antojaba imprescindible terminar primero “vN”, algo que hice con sumo agrado.

A pesar de que el final de los acontecimientos de la primera entrega dejaban la trama en un tenso status quo que podía dar finalizada la historia, la autora decide desde el primer momento romper la baraja de esta situación, provocando un cambio de protagonista que quizá no le siente bien al libro.

Si en “vN” el carisma de Amy (y por tanto de Portia) era el motor que hacía avanzar la historia, en “iD” esta responsabilidad recae sobre los hombros de Javier, y a veces se torna en una carga demasiado pesada para él. La trama me ha parecido una precipitada huida hacia delante, ayudada por casualidades rocambolescas que dicen poco a favor de la planificación sin duda realizada por la autora.

En su tónica habitual, el prólogo de Ashby es rompedor, prácticamente una historia corta en sí mismo. Ojalá hubiera seguido por ese camino en el resto del libro, explorando el mundo que dio lugar a los vN, pero esta parte perteneciente al pasado no se visita mucho.

La obsesión de todos los personajes por el sexo también me parece desproporcionada. Es la fuerza motriz que genera todos los actos de los personajes “humanos” y es la única arma con la que cuentan los vN para “controlar” a las personas. Pero que todos los planes de Javier para seguir adelante con su búsqueda pivoten alrededor de su indudable atractivo sexual raya lo absurdo.

No todo son puntos negativos. Las distintas ciudades que visita Javier nos permiten vislumbrar diversas soluciones para la coexistencia de humanos y máquinas, desde el modelo Stepford al paraíso de los vN, la mítica Mecha. Me gustan también las menciones al Uncanny Valley y ciertas referencias al problema medioambiental que supone el abandono de metales pesados en el ambiente.

Un grave problema es que en la resolución final del conflicto de Javier con otro personaje la autora hace trampa, saltándose las normas sobre la failsafe en la que ha sustentado la estructura de sus libros.

Mención especial merece el epílogo donde Ashby vuelve a dejarnos claro quién lleva las riendas en este mundo y donde deja preparado un interesantísimo escenario para su siguiente libro.

En definitiva, el ser un libro intermedio en una trilogía no favorece nada a este “iD” que se queda a medio camino de lo que pretendía ofrecer. La pérdida de frescura de las ideas presentadas en “vN” y la preparación de la que se supone será última entrega lastran demasiado al libro. Es una lectura entretenida, pero como novela falla en distintos niveles.

Nota: Esta reseña fue publicada originalmente en Fantástica Ficción.

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