Cuando por fin le he podido hincar el diente a Infinity Engine, el final de la trilogía Transformation de Neal Asher me he encontrado un libro complejo como esperaba pero con mucho menos ritmo que las dos entregas anteriores.
Para esta valoración menos entusiasta que las anteriores se han dado varias circunstancias, pero la principal es que la historia se ralentiza mucho en su nudo central. No son libros ligeros, pero al menos la acción estaba medida para aparecer cuando la lectura se volvía excesivamente lenta, algo que Asher no consigue en Infinity Engine.
La trama es sin duda interesante y la capacidad de planificación del autor brilla como una supernova cuando todas las piezas que Penny Royal ha ido moviendo durante décadas encajan inexorablemente. Sigue habiendo trampas dentro de trampas y resulta aleccionador ver cómo el papel de los humanos, por muy mejorados que estén, no deja de ser meramente anecdótico ante la extraordinaria capacidad de cálculo y de previsión de las que son capaces las IA, las auténticas eminencias grises de la Polity.
Si en la segunda entrega tuvimos escenas de sexo prador, el autor decide que en este final de trilogía también tenemos que ver algo de sexo humano, pero mi impresión es que es un añadido posterior y no veo que aporte mucho al libro.
Infinity Engine pretende ser una novela sobre redención y perdón empeñada en mostrarnos a Penny Royal bajo otra luz. Los hechos fundacionales del personaje, así como la comparativa con the Brockle son la herramienta que utiliza Asher para este cambio de perspectiva, un poco a lo Jaime Lannister.
A pesar de este problema de ritmo en la parte central del libro, también es justo reconocer que las escenas finales son de las que se quedan grabadas en la memoria.
Como obra aislada, esta última entrega de la trilogía Transformation no hace justicia completamente a toda la pirotecnia desplegada en el primer y segundo volumen y hace que baje la valoración del conjunto. No obstante, los dos primeros libros son tan entretenidos que sería una lástima dejar de leerlos solo porque el final no sea tan convincente.