Leer Infomocracy durante la campaña electoral española ha sido una casualidad que me ha permitido enfocar la lectura con matices añadidos, que sin duda habrán influenciado mi valoración de la novela.
Infomocracy tiene muchos contrastes. La idea subyacente, es un conjunto de “microdemocracias” en la que los electores son agrupados en grupos de cien mil personas que decidirán que gobierno tendrán. Estos elecciones luego darán lugar a la Supermayoría que gobernará el mundo. ¿No te gusta el resultado electoral de tu grupo? Puede que dos calles más allá puedas vivir en otro grupo electoral con tendencias distintas. La migración entre grupos es un hecho aceptado e incluso promovido, para que cada grupo sea lo más homogéneo posible.
Esta idea, que puede parecer idílica, en realidad tiene unas necesidades masivas de información y conectividad. Para esto existe Information, un ente neutral que gestiona todos los datos de este mundo permanentemente conectado, ofreciendo en cada momento todo lo necesario para tomar desde las decisiones más nimias (¿te apetece cambiar de peinado? Instaura una subasta a ver qué peluquería cercana te ofrece el mejor servicio al mejor precio) hasta las de mayor calado.
Este es uno de los contrastes tan acusados a los que hago referencia. La ingente cantidad de información, de datos, de bits que Information tendría que manejar hipotéticamente es realmente desmesurada. La infraestructura subyacente que puedo llegar a imaginar para este servicio no corresponde en absoluto con la idea de nodos que utiliza Older. Podría obviar esta contradicción si no fuera porque es parte fundamental de la trama que se desarrolla.
También resulta impactante que se siga “respetando” la jornada de reflexión antes de las elecciones (¿no se debería poder tener acceso a la información hasta el último minuto para poder decidir el voto?) pero que se pueda proclamar el ganador por medios oficiales cuando no ha finalizado no ya el escrutinio, ni siquiera el voto por los cambios de horario. Esto roza el esperpento. ¿Acaso esta proclama no influría en los últimos votantes que podrían apostar a caballo ganador?
Estos dos aspectos muy negativos de la trama hacen que baje mi valoración de una novela que sin duda resulta interesante por otros aspectos. Conozco a más de uno y más de dos que matarían por disponer del software de análisis del que se hace uso aquí a diestro y siniestro. El tratamiento de las estadísticas es correcto y aplicable a las situaciones que se presentan. Los personajes son un tanto extremos, pero se agradece la variedad étnica y de género. También me gusta el toque solidario que hay presente, aunque se trate de soslayo. Es innegable la labor de investigación llevada a cabo por la autora, que sitúa muchas escenas en distintos lugares para dar más variedad al libro.
Con thriller político que es, Infomocracy merece la pena. A pesar de sus defectos, que los tiene, es una lectura ágil y divertida.