Por alguna razón que ahora no recuerdo, hacía ya tiempo que había dejado de lado la lectura de Kalyna the Soothsayer pero al retomarla me he encontrado con una grata sorpresa, un libro de intrigas políticas, farsas y traiciones divertidísimo con una protagonista de personalidad arrebatadora.
Kalyna es la descendiente de una larga estirpe de adivinos errantes, pero por desgracia parece que con ella se acabará la magia, ya que no es capaz de prever ni si mañana lloverá o no. Si esto no fuera de por sí ya una desgracia, encima tiene a su abuela recordándole constantemente el fracaso que es, cómo mató a su madre al nacer y la desgracia que ha caído sobre su adorado hijo con semejante descendencia. El padre de Kalyna, aunque muy cariñoso con ella, sufre de una enfermedad mental que necesita de constantes cuidados y poco puede aportar a la familia. Kalyna sigue ganándose la vida como adivina gracias a una red de inteligencia astutamente dispuesta y a su propio conocimiento de la realidad humana, pero por desgracia atraerá la atención de las personas equivocadas, viéndose envuelta en intrigas palaciegas que pueden acabar con la destrucción de la Tetrarquía donde vive. El príncipe heredero la secuestra para proteger la vida del rey, ya que no quiere el mando ni en pintura. Seremos testigos de planes y más planes con tal de no trabajar que os puedo asegurar que conllevan mucho más trabajo que regir la Tetrarquía.
Kalyna the Soothsayer es un libro largo, pero entretenidísimo. Divertido con ese tipo de humor seco que se agradece, inteligente y nada condescendiente. El principal atractivo de la novela es la protagonista, con una fuerte personalidad forjada a base de pullas de su abuela y por la propia necesidad de reinventarse para seguir viviendo. Sus grandes capacidades de observación y manipulación, entrenadas a lo largo de años de práctica para seguir viva, le vendrán como anillo al dedo en una corte plagada de enemigos que no tienen muy claro su papel en el reino. Su cinismo oculta un corazón de oro.
Elijah Kinch Spector nos ofrece intriga tras intriga sin llegar a ser ni predecible ni repetitivo, algo que tiene bastante mérito. Lo mismo utiliza la increíblemente intrincada burocracia del reino para su beneficio que te describe el sabor de unos melocotones que puede que cambien el curso de la historia. En ningún momento se hace pesado ni aburrido, y la plétora de personajes secundarios que desfilan ante nuestros ojos están perfectamente definidos, cada uno desempeñando un rol que tarde o temprano tendrá justificación en la trama.
Me gusta especialmente cómo Kalylna sobrelleva la culpabilidad que siente por no haber podido cumplir las expectativas de su familia. Se ha adaptado como ha podido, pero es una carga muy pesada que puede dar al traste con su propia existencia. El autor también aprovecha para comentar temas de representación, con personajes bisexuales, gays… y cómo en cada reino de la Tetrarquía se trata de una forma diferente. Y qué decir del feminismo, muy presente a lo largo de todo el libro.
Con deciros que tengo Kalyna the Cutthroat haciéndome ojitos y no descarto leerlo enseguida, os quedará claro que recomiendo encarecidamente Kalyna the Soothsayer.