Últimamente me encuentro con libros que aún siendo correctos no me deslumbran, me parecen convencionales. No sé si será debido a la “Adacción” de la que ya hablé hace un tiempo o a la experiencia lectora, pero no acabo de sorprenderme con según qué libros.
Killing Gravity es un buen ejemplo. Tiene elementos interesantes, una protagonista con un pasado cuando menos intrigante, un escenario espacial atractivo y un desarrollo correcto, pero que me recuerda demasiado a otras obras.
Otro problema que le veo al libro es que no acaba de decidirse entre ser un primer capítulo de una novela más larga o un relato contenido en sí mismo. Tiene comienzo, nudo y desenlace pero como historia individual queda un poco endeble y como primera entrega de una saga se ventila de un plumazo los orígenes del personaje principal. Me temo que juega a abarcar mucho, pero se queda en tierra de nadie.
No obstante, tiene algunos elementos que me gustan. Principalmente, la figura de Seven, ese acompañante “felino” que seguro que dará juego en el futuro y algunos personajes secundarios que pueden llegar a desarrollarse de una forma atractiva.
La prosa es directa y sin concesiones. Las descripciones de los entornos son como instantáneas que nos permiten hacernos una composición de lugar. Por contraste, los combates están narrados con gran crudeza pero con una cualidad casi cinemática, muy visual. Y tiene algunos toques de humor bastante negro que le vienen bien a la narración.
No quiero decir que sea la enésima repetición de la “fugitiva entrenada para ser una asesina perfecta” porque hay otros elementos en la coctelera de Corey J. White como para salirse del camino habitual, pero la narración se tendría que desarrollar más para que veamos la auténtica valía de la saga. Afortunadamente, dentro de poco se publicará Void Black Shadow, la siguiente entrega que nos sacará de dudas.