Ha sido una tendencia desde siempre, pero o ahora me estoy fijando más o hay muchos más libros que giran alrededor de la idea de “enemies to lovers” (lo que viene siendo “los que se pelean se desean”). Last of the Talons es uno más de esta lista creciente, que destaca un poco entre todos por el uso de la mitología coreana en su construcción de mundo, pero que tampoco deja una huella demasiado profunda en el lector.
El libro está narrado por Shin Lina, una joven asesina que trabaja contra su voluntad para el señor del crimen más temido del reino. El precio de la vida de su hermana pequeña es su total sumisión. Lina formaba parte de la banda de los Talons, pero a través de flashbacks insertados en la narración sabremos la razón del título del libro.
El comienzo de la novela nos hace pensar en el típico libro de ladrones y asesinos a los que les encargan misiones que tienen que ir cumpliendo, pero el desarrollo no va por ese camino, porque la primera misión que nos cuenta Lina desencadenará el resto de los acontecimientos. Tiene que robar un tapiz de un templo y esta acción tendrá más consecuencias de las esperadas.
El resto del libro transcurre como una apuesta entre Lina y el inmortal Dokkaebi propietario del tapiz, con un peligroso juego. Lina podrá ganar su libertad si en catorce días es capaz de asesinar a Haneul Rui, algo que no será tan fácil como pudiera parecer, ya que sus sentimientos comienzan a cambiar conforme lo va conociendo.
Me ha interesado bastante más el trasfondo de los reinos y su mitología que la relación amor-odio de los dos personajes, la verdad. Me parece que Sophie Kim abusa de la innegable atracción entre ambos. Catorce días es muy poco tiempo para cambiar tanto de opinión sobre una persona que tiene el poder de decidir sobre tu vida o muerte, y tampoco es que la personalidad de Rui sea arrebatadora, si sabéis a lo que me refiero. Se define como una novela juvenil y estoy de acuerdo, aunque cada vez me resulta más difícil saber qué se considera destinado para adultos o para jóvenes. Reconozco que para ser la primera novela de la autora, está bastante bien llevado tanto el ritmo como la prosa, aunque en ningún momento me he sentido absorbida por la lectura. Es un pasatiempo, pero no algo destinado a perdurar.
El audiolibro lo narra Jaine Ye, que hace una labor muy correcta aunque la impostación de las voces masculinas acaba siendo cansina, pero esto es una apreciación personal mía.
El libro forma parte de una serie, pero está perfectamente contenido, así que si no te acaba de convencer no hay una necesidad real de seguir con el siguiente de la serie para ver cómo acaba la cosa.