Marina Tena se está haciendo un nombre en el mundo del fantástico patrio, así que no es de extrañar que haya acabado en Fantástica Ficción. Que lo haya hecho con su novela juvenil, Los viajeros de sueños en vez de con alguna de sus obras adultas, es simple casualidad.
La novela sigue las andanzas de Lázaro un joven con una peculiar capacidad: viajar a los sueños de los demás. Es una característica que no comparte con su hermana melliza y esto no ha supuesto ningún problema en su relación. Pero con la adolescencia llegan bastantes cambios, incluso una mudanza para su familia, conocer en la realidad a gente que solo veía en sueños y muchas más cosas…
La idea de partida de Los viajeros de sueños no es excesivamente original, ya que viajeros oníricos los hay y ha habido a patadas, pero me gusta el toque desasosegante y claustrofóbico con el que Marina ha sabido dotar la narración de la mayor parte de la aventura de Lázaro y sus amigos. Las relaciones de amistad a estas edades son bastante extremas, se puede pasar del amor al odio en escasos segundos y me parece que esto está bastante bien representado. También me gusta la escasa, por no decir nula, intervención de los adultos en la historia, los padres siempre por desgracia tan enfrascados en nuestras propias redes que somos incapaces de ver lo que se está desarrollando delante de nuestras narices.
La prosa del libro es bastante asequible lo cual no quiere decir que sea simple. Hay que poner en valor saber adaptarte al medio y al público al que va dirigida tu obra y pienso que la autora lo consigue plenamente. También deja abierta la puerta a continuaciones pero sin necesidad de dejar la novela inacabada. Es perfectamente disfrutable como historia autoconclusiva.
Me lo apunto. Aunque tengo “Legado de plumas” comprado y seguramente empiece su obra por ahí y a lo que más ganas tengo es a “Nos devoró la niebla”.
Pronto tendrás noticias suyas en Tryperion.