No creo que sorprenda a nadie si empiezo mi reseña comentando lo prolífico que es Adrian Tchaikovsky. Es un autor con una gran capacidad de trabajo y en ocasiones resulta difícil seguirle la pista a todas sus publicaciones, pero con Made Things lo tuve claro desde un principio, su escasa longitud y esa maravillosa portada me convencieron para darle una temprana oportunidad.
Made Things es una novela corta en la que prevalece el mundo sobre la historia, aunque esto pueda parecer contradictorio precisamente cuando hay tan pocas páginas para describir el escenario y se espera que todo se centre en la acción. Sin embargo, Adrian consigue con algunas descripciones y muchos atisbos que deja a la imaginación del lector adentrarnos en un mundo que quizá podría dar más de sí en otras narraciones. Sirve como muy buen ejemplo de la versatilidad de un autor que es capaz de tocar todos los palos y lo hace generalmente de forma exitosa.
Se trata de una historia bastante tópica, con una ladrona que sobrevive en los bajos fondos de la ciudad como puede, pero que en un golpe de suerte consigue aliarse con unos extraños seres que parecen marionetas animadas, insufladas de vida. Lo que más llama la atención son los distintos tipos de marioneta, definidos por su materia prima, ya sea madera, metal, cera… Cada uno de ellos tiene unas características peculiares debidas a este origen, pero también su propia personalidad. Las fuerzas del orden tienen fichada a la protagonista y no le quitan ojo para que no cometa más fechorías, pero el conflicto no se desencadena precisamente por ahí. No quiero comentar más del relato, que como ya digo no es excesivamente novedoso, pero creo que merece la pena leerlo para ver otro despliegue de imaginación del autor que con algo tan banal como una muñeca de trapo puede construir todo un mundo que se sostiene por sí mismo.