Sabéis que normalmente siempre ando leyendo novedades, pero me resulta imposible estar al día, es tal la cantidad de libros que se publican que aunque tengas interés siempre se te escaparán más de los que lees. Si a eso añadimos que Adrian Tchaikovsky es un autor especialmente prolífico, apaga y vámonos, alguno se te tiene que escapar. Así que, aunque One Day All This Will Be Yours salió en marzo del año pasado e incluso ya hay disponible una versión en catalán de la mano de Chronos Editorial, yo no le había echado el guante, hasta ahora.
Y eso que One Day All This Will Be Yours tiene viajes en el tiempo, uno de los tropos que más me gustan de la ciencia ficción cuando están bien hechos claro (te estoy mirando a ti como mal ejemplo, A Coin for the Ferryman y a ti como bueno, This is How You Lose the Time War).
La historia que relata Adrian es corta pero completa, lo cual favorece mucho la lectura de la obra. La posibilidad de viajar en el tiempo, en manos de distintos gobiernos provoca una guerra que deja el continuo espacio temporal hecho unos zorros. Solo queda un superviviente de esta masacre, el narrador del relato, que utilizar su capacidad de seguir viajando para situarse en el fin del tiempo y vigilar la presencia de nuevos viajeros que puedan llegar a destrozar las pocas esquirlas de tiempo que continúan vigentes.
La voz del protagonista es profundamente cínica, como correspondería a un veterano de guerra que perdió la poca fe que pudiera tener en las razones para su lucha. También es un sibarita que hace uso de su capacidad para ir a cualquier lugar y momento de la historia para disfrutar de lo mejor en cada momento pero quizá su principal característica es ser un egoísta recalcitrante que solo busca lo mejor para sí mismo, en ese paraíso hecho a medida que se ha montado en el fin del tiempo. Sin embargo, es imposible mantener el status quo para siempre.
El autor utiliza de manera magistral los recursos que tiene al alcance (virtualmente, toda la historia de la humanidad) para dibujar un cuadro bastante pesimista sobre el futuro de la humanidad. Lo salpica de humor y chanzas, pero el libro no deja de ser bastante cruel. Trata de una forma bastante correcta las paradojas temporales y la causalidad, aunque se hace un poco trampas al solitario sobre todo en el tramo final del libro.
Si conseguimos ignorar la horrible portada y nos acercamos a él, nos encontraremos con una novela corta muy entretenida y recomendable, con el sello propio del autor.