De vez en cuando pruebo algunos libros que se salen de mi zona de confort, a veces acierto y otras no. Out of Body, por su corta duración y por la fama del autor parecía una buena oportunidad para hacer una de estas excursiones mías a zonas desconocidas, pero ha resultado ser un fracaso.
El comienzo del libro tiene una premisa a la vez familiar y algo rocambolesca. El protagonista es testigo de un atraco a mano armada y sufre un golpe en la cabeza, que hace que sea capaz de tener experiencias extra corporales mientras duerme. Es un comienzo sorprendente y que puede dar mucho juego. Además, el libro está escrito con mucho oficio y con una prosa elegante, pero lo que empieza casi siendo una novela costumbrista, con las visitas nocturnas de nuestro bibliotecario cotilleando la vida de sus vecinos da un giro al terror que me dejó totalmente descolocada, además de relatar unas escenas de lo más gore con un desapego y una flema que me sorprendió más todavía, como si presenciar el desmembramiento de una persona fuera algo que a un bibliotecario le pasa día sí, día también (las bibliotecas de EE.UU. deben ser lugares peligrosísimos).
Las explicaciones sobre la “vida nocturna” de las personas que tienen este tipo de experiencias también es curiosa, cuando menos, con la amenaza de una miasma capaz de arrancarte de la vida y de la memoria de quienes te conocieron, pero resulta aún más sorprendente que ante semejante amenaza estos viajeros nocturnos no cesen en su afición, atesorando cada momento de sus noches para alejarse de su vida cotidiana.
Tampoco ayuda mucho a que me guste la novela el hecho de que Owen, el protagonista, tenga una personalidad con el atractivo de una ameba reumatoide. Entiendo que quizá sea necesario para darle un aire más onírico a la experiencia, pero es que le falta sangre en las venas.
Siento no poder recomendar esta obra, para mí fallida.