La última novela publicada de Yoon Ha Lee es tan entretenida como previsible, con un worldbuilding muy atractivo pero con un desarrollo bastante tradicional en el que ojalá hubiera arriesgado algo más.
La historia se centra en Gyen Jebi, une artiste en un reino ocupado por los invasores, que buscando una fuente de ingresos estable decide presentarse al examen para entrar en el cuerpo de artistas de la potencia opresora. Esta decisión decepcionará a su hermana, viuda de guerra, pero también hará que se desencadenen una serie de acontecimientos para los que Jebi obviamente no estaba preparada, siendo el detonante de una rebelión anunciada.
Los aspectos más positivos del libro son sin duda el tratamiento de los personajes no binarios y el mundo que ha inventado el autor, con una necesidad y un reconocimiento al trabajo artístico por el que suspirarían muchos creadores actuales y pasados. Los invasores utilizan una serie de autómatas que responden a las órdenes que los artistas han creado valiéndose de léxicos dibujados con tintes obtenidos de obras artísticas. Aquí somos testigos de nuevo de una de la mayores obsesiones del autor con el lenguaje como ya pudimos ver de forma clara en Conservation of Shadows. Y, por supuesto, se habla y se especula sobre el colonialismo a lo largo de todo el libro, pero por poner un ejemplo se minusvalora el valor del arte de los colonizados y se sacrifica sin remordimiento para conseguir los pigmentos que se utilizarán para dar vida a los autómatas.
Un personaje muy importante en el libro es el dragón autómata Arazi, que por desgracia solo sale desde la mitad del libro, pero que se come con patatas en sus intervenciones a todo el elenco de la novela. También es destacable la figura del duelista como representante de cada ministerio en asuntos de honor. En general, se nota mucho el cuidado con el que el autor ha desarrollado el mundo en que despliega la historia, posiblemente influenciado por su ascendencia.
El libro tiene también a su favor el ser una novela independiente, porque una vez finalizado el viaje del héroe… ¿qué más nos iba a contar el autor? Como ya he dicho antes, es bastante previsible en su desarrollo, lo que no quita para que sea entretenida y perfectamente disfrutable, ideal para el verano.
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