Quizá algo tapada por el éxito abrumador de ventas de la Wii, la hermana pequeña de esta consola, la Nintendo DS, siempre se ha considerado una “consola para niños”. Sin embargo, la inclusión de la pantalla táctil y la utilización de este recurso por parte de los programadores hizo que fuera distinta a las demás. También gozó de un amplio catálogo que si bien tenía muchos juegos menores, escondía también alguna que otra joyita como el título del que hablamos.
En el juego encarnamos a Phoenix Wright, un joven abogado defensor que acaba de comenzar su carrera. El primer caso al que se enfrenta es de asesinato, y quizá le venga grande, pero tiene todos las capacidades para enfrentarse a él y salir victorioso.
Es un juego muy pausado, demasiado a veces, que basa su éxito en el guión. Los casos son realmente enrevesados y aunque se pueda prever el final, nunca se sabe qué camino habrás de seguir para alcanzar tu meta. También resulta extremadamente adictivo, siempre intentando saber qué pasará a continuación.
La parte gráfica está muy simplificada para que nos centremos en el guión, que al fin y al cabo es lo importante. Los casos se dividen en dos “fases”: la investigación, donde recolectaremos las pruebas que utilizaremos en el juicio, y el juicio en sí.
Aunque es un juego muy entretenido tiene un grave problema, y es que no se puede variar la velocidad en la que aparecen los textos de los diálogos, por lo que muchas pero que muchas veces ya habremos leído el texto antes de que podamos pasar a la siguiente pantalla, con lo que el desarrollo se ralentiza de forma extrema.
La parte fantástica del juego es la posibilidad de hablar con una fallecida que nos ayudará a lo largo de los juicios, pero esto no deja de ser un subterfugio que se podría haber solucionado de otra manera.
En definitiva es un juego divertido pero que conviene tomar en pequeñas dosis para no acabar saturados. Si en las siguientes entregas han mejorado el sistema de diálogos y se mantiene el nivel del guión, no me cabe duda de que los jugaré.