Aunque mis experiencias más recientes con Neal Stephenson me dejaron un sabor agridulce, siempre es un acontecimiento la aparición de una nueva novela suya. Además, con Polostan vuelve a la ficción histórica, a hacernos testigos de la historia de la ciencia con es capacidad divulgativa que le caracteriza, lo cual me agrada sobremanera. Existe un extenso artículo de Cory Doctorow etiquetando claramente al libro como ciencia ficción y aunque no estoy segura de compartir su visión del género, sí que he de decir que he disfrutado mucho de la lectura del libro, que creo que es lo más importante.
En Polostan seguiremos los pasos de Dawn Rae Bjornberg, cuyos orígenes a caballo entre EE.UU. y la URSS a principios del siglo pasado la convierten en una testigo de excepción de los acontecimientos que desencadenaron la creación de la bomba atómica. Esto no se indica per se en el libro, pero queda bastante claro por los personajes con los que se va encontrando, especialmente es misterioso Dick al que seguro que en las siguientes entregas volveremos a ver. También ayuda la cubierta y el título de la serie.
La novela ciertamente parece un prólogo de todo lo que vendrá después y quizá ese sea su principal defecto, que aunque se sostiene bien como historia, tiene un aire de incompletitud sobre todo con el abandono de algunos personajes in media res. Salvando este escollo y pensando en los siguientes volúmenes, la verdad es que como trama introductoria está magníficamente desarrollada.
Hacía referencia antes a la facilidad pasmosa con la que el autor es capaz de hacer que resulte interesante cualquier cosa, desde un proceso de fundición de metal hasta un deporte de élite como el polo, pasando sin despeinarse (aunque en el caso de Neal sería imposible) por el descubrimiento del neutrón o la Exposición del progreso de Chicago de 1933. El libro fluye entre explicaciones de física y datos históricos curiosos sin hacerse pesado en ningún momento.
Además, la trama política y de espionaje se cohesiona con las demás de una forma exquisitamente homogénea. Stephenson da voz a bolcheviques, mencheviques, anarquistas, fascistas… haciendo un recorrido por gran parte del espectro de izquierdas y derechas, mostrando sus contradicciones y el por qué de los fanatismos, buscando la sencillez que impacta por sí misma.
Tengo muchísimo interés en vez qué le deparará a Dawn o Aurora el futuro que le espera.