Con Priest of Crowns llega el final de la tetralogía War for the Rose Throne, planteada inicialmente como trilogía. Como ya dijo Peter McLean en su momento, la historia que inicialmente tenía planeada como tres novelas se desbordó hacia el final y tuvo que escribir otro libro para terminarlo todo bien. Creo que fue una decisión acertada, porque este cierre de la saga lo deja todo cerrado y bien cerrado y alcanza unos niveles de dramatismo a los que quizá no habría llegado en una resolución más apresurada.
Seguimos con el punto de vista Thomas Piety, un narrador que tiene una voz muy personal y atractiva, aunque me temo que en ocasiones abusa de las muletillas y puede llegar a resultar un poco cargante (no he leído en toda mi vida “And no mistake” y “And that was that” tantas veces juntas). En esta entrega asistiremos a su ascenso cada vez más acelerado en el entramado político del reino, pero creo que el autor deja muy a las claras el precio que hay que pagar cuando se alcanza el poder.
Me gusta especialmente el tratamiento de la magia de este universo, el “cunning” como algo poderoso pero devastador, que siempre tiene consecuencias negativas para quien lo usa. Además, el hecho de mezclarlo un poco con la ciencia nos da una idea de lo que puede suponer una revolución industrial en el arte de la guerra. En este sentido se trata de un elemento que proporciona el necesario desequilibrio entre las fuerzas enfrentadas para una resolución “menos sangrienta”.
Creo que el autor ha hecho hincapié muy acertadamente en el aspecto emocional del libro, ya que se trataba del final de una saga de volúmenes no especialmente cortos, de forma que se ha ido desarrollando una relación empática entre el lector y los personajes. En especial los últimos capítulos son para leer con el corazón en un puño.
Priest of Crowns no pasará a los anales de la fantasía como un libro original, ya que se utilizan las intrigas políticas como armazón para sostener la historia y el uso del trastorno de estrés post traumático para veteranos de guerra es algo que hemos visto en innumerables ocasiones. Pero no por ello se puede dejar de recomendar una serie severa y pragmática que merece el reconocimiento del público.