En el momento de escribir estas líneas, a 19 de mayo de 2014, si me preguntan cual es el mejor libro que he leído durante el año no me cabe duda alguna de la respuesta: James Tiptree Jr., the Double Life of Alice B. Sheldon, de Julie Phillips. En este libro, ganador del Premio Nacional de la Crítica de los EE.UU. de 2006 en la categoría de biografía, Phillips explica la vida de una de las figuras más enigmáticas de la historia de la ciencia ficción, además de una de las principales autoras de relatos del género y, para muchos, del conjunto de la literatura. Durante veinte años, hasta su muerte, Alice B. Sheldon escribió usando el seudónimo de James Tiptree Jr. y durante la mitad de este período se hizo pasar por hombre ante prácticamente todas las (numerosas) amistades que mantuvo por correspondencia. En medio construyó una de las carreras más sólidas de la ciencia ficción y vivió una vida, incluyendo la sexualidad, llena de complejidades y contradicciones. Phillips la explica con la habilidad de hacer del libro un diálogo con la vida del propio lector y lo convierte en una de las lecturas más sugerentes y estimulantes que he leído en mucho tiempo.
En el siguiente artículo hablaré de esta biografía y opinaré sobre ella, pero me gustaría dejar muy claro, de entrada y en aras de la transparencia, que este libro y las búsquedas que he ido haciendo durante su lectura son todo lo que sé de la autora. Todavía no he leído sus relatos, algo que me ha limitado considerablemente mientras escribía esta reseña.
Alice B. Sheldon, James Tiptree Jr. y la ciencia ficción
Casi desde niña y tal vez por influencia de su madre —Mary Bradley, autora de renombre de su época—, Alice B. Sheldon luchó por encontrar una forma de expresarse a través del arte, primero como pintora y luego como escritora. Aunque en su infancia había sido una lectora voraz de ciencia ficción abandonó el género y no fue hasta mitad de siglo que recuperó su afición por él, precisamente en el momento en el que revistas como The Magazine of Fantasy and Science Fiction y Galaxy empezaban a darle más peso al aspecto literario. Cuando Tiptree Jr. empezó a escribir ciencia ficción Sheldon ya llevaba cuarenta años leyéndola con avidez y tenía una edad en la que muchos de sus contemporáneos (Heinlein, Clarke, Bradbury, Pohl…) ya eran autores consolidados. Su conocimiento del género, sumado a un bagaje lector mucho mayor que el de la mayoría de escritores habituales en las revistas, la colocaba en una situación de ventaja respecto a otros autores debutantes, habitualmente más jóvenes que ella. Después de haber pasado muchos años intentando escribir literatura “seria”, el redescubrimiento de la ciencia ficción hubo de representar toda una válvula de escape para Alli.
Cuando Sheldon empezó a enviar sus relatos a las revistas de la época eligió su nom de plume prácticamente al azar, con la intención de esconderse tras un seudónimo que a los editores les costara poco olvidar después de rechazar sus trabajos… pero cuando tanto estos como los lectores los acogieron con entusiasmo Sheldon aprovechó el interés hacia Tiptree para establecer largas relaciones por carta con autores y editores a los que admiraba, entrando en una dinámica en la que la realidad de Tiptree era cada vez más sólida y su personalidad más sofisticada, tanto para ella como para sus correspondientes. De hecho, algunos de los mejores momentos de la biografía desde un punto de vista narrativo tienen que ver con el suspense de imaginar la reacción de Le Guin, Russ, Silverberg o Pohl cuando se destapara el pastel. Y no os la voy a revelar.
La ciencia ficción de Tiptree se caracterizaba por la velocidad de sus argumentos y su interés por cuestionar las relaciones entre sexos. Así, mientras hubo escritoras que destacaron su capacidad de penetrar en la psicología femenina, muchos autores (en general hombres) hicieron notar lo masculino de su prosa. Uno de los ejemplos más notables en este sentido es el prólogo que escribió Robert Silverberg en 1975 para Warm Worlds and Otherwise, una de las antologías más celebradas de Tiptree: “It has been suggested that Tiptree is female, a theory which I find absurd, for there is something ineluctably masculine about Tiptree’s writing”. Me encanta imaginarme su cara cuando, a raíz de la publicación de la necrológica de la madre de Alice Sheldon, se desveló la verdadera identidad de Tiptree.
Tiptree siguió escribiendo después de saberse la verdad, pero al parecer perdió buena parte de la espontaneidad y la fuerza de su escritura. El suicidio de Sheldon, después del presunto homicidio del que fuera su marido durante cuarenta y dos años, supone la muerte de una parte importante de la historia de la ciencia ficción.
Cuatro preguntas
¿Cómo se escribe una vida? Que Julie Phillips ganara el premio Nacional de la Crítica de los EE.UU. con un libro centrado en una figura como Alice B. Sheldon, más conocida por su seudónimo James Tiptree Jr., puede parecer una anomalía, pero deja de parecerlo a los pocos capítulos: Sheldon es un regalo para cualquier biógrafo. Por un lado por las excepcionales características de su vida (y muerte), pero también por el fenomenal volumen de documentación escrita que dejó en forma de diarios, notas e ingentes volúmenes de cartas intercambiadas con figuras como Ursula K. Le Guin, Joanna Russ y Harlan Ellison, entre otros. A poco que se sienta interés por la historia de la literatura fantástica, el círculo de relaciones epistolares de Sheldon da vértigo. También da que pensar en los problemas que les esperan a futuros (y presentes, probablemente) cultivadores del género biográfico teniendo en cuenta la pérdida, o quizás la transformación, del hábito de escribir y consignar pensamientos y conversaciones en nuestra época, donde se escribe mucho pero en formatos que pueden ser menos perdurables. Nada de esto, por supuesto, desmerece el talento de Phillips como investigadora ni como escritora. Que consiga hacerse virtualmente invisible a lo largo del libro no es más que una de las muchas muestras de él.
¿Cómo se resume una vida? La de Tiptree se podría leer en clave de símbolo de la desigual situación de la mujer en los EE.UU. de las décadas entre los 50 y los 70, pero creo que la realidad que propone Phillips es más compleja que eso. Me lo sugiere la conflictiva relación que mantuvo Alice Sheldon con las ideas defendidas por el entonces naciente movimiento feminista y por los numerosos escritos personales en los que expresaba su envidia por la situación social de los hombres y lamentaba haber nacido mujer, o por su odio —cuesta calificarlo de otra forma— hacia la idea de la maternidad. Una de sus mejores amigas por correspondencia fue Joanna Russ, buque insignia de la ciencia ficción feminista y autora, entre otros, de The Female Man. Las intensas discusiones mantenidas entre Russ y Tiptree acerca del lugar que tenía que ocupar la mujer en la sociedad parecen, en retrospectiva, algo verdaderamente paradójico, en parte por la necesidad de Sheldon de recurrir a su personalidad masculina para abordar estos temas. El libro dedica bastante atención a la correspondencia entre Tiptree, Russ y Le Guin, provocando una sensación que solo puedo resumir, siendo consciente de mi banalidad,con una palabra: ENVIDIA.
Es importante darse cuenta de que Tiptree Jr. no fue una invención deliberada diseñada con todo detalle por Alice Sheldon, sino una creación espontánea que fue refinándose a si misma progresivamente. No se trata sólo de que Alli se sirviera de Tiptree para publicar, la realidad es que la máscara le permitió revelar su voz, una voz masculina con que sentía más suya que la “auténtica” y que, curiosamente, le abrió la puerta a hablar sobre las mujeres con mayor comodidad que como Alice o como Racoona Sheldon, otro de sus seudónimos. También se divertía más. Cuando en 1977, después de diez años escribiendo como Tiptree Jr. y haciéndose pasar por hombre ante todos sus amigos a distancia, se reveló su verdadera identidad junto al seudónimo desapareció buena parte de su talento, aunque siguiera usándolo hasta el fin de su vida. Estamos hablando de una mujer que durante su infancia exploró África con sus padres en varias ocasiones, en una época en la que tal viaje era una aventura arriesgada por territorio jamás hollado por el hombre blanco sin nada que ver con lo que hoy en día entendemos como turismo; perteneciente a una familia que formaba parte de la alta sociedad de Chicago y que frecuentemente protagonizaban las páginas de sociedad de los diarios de la época; destinada en Europa durante la Segunda Guerra Mundial como oficial del Women’s Army Corps y que acabó casándose con Huntington “Ting” Sheldon, a quién conoció durante la Guerra y con quién convivió hasta 1987, año en el que le asesinó antes de llamar al hijo de este para explicarle lo que había hecho y suicidarse ella misma. En medio de todo esto, una complicada relación con su madre y una cadena de enamoramientos de mujeres que nunca logró aceptar. ¿Cómo resumes una vida así?
¿Cómo se lee una vida? Para mi, en este caso, la mejor manera ha sido la comparación, la búsqueda de puntos en común y diferencias con la propia, y aunque es evidente leyendo el libro que la vida de Alice Sheldon fue una cuestión de bandazos entre extremos —no así la mía, os lo aseguro-,- también lo es que sus constantes esfuerzos por entenderse a si misma y por entender sus frustraciones son elementos (hay otros) con los que es posible empatizar. Antes ponía en duda que convertirla en símbolo de una época fuera adecuado, pero como ejemplo individual de ¿cómo se vive una vida? —como ejemplo de pregunta más que de respuesta— me cuesta más ponerle pegas. Es un libro conmovedor que se lee, disculpen que me ponga florido y que recurra a los lugares comunes, con el alma en vilo y que deja huella en el lector.
Ninguna respuesta
Leer la biografía de Alice B. Sheldon escrita por Julie Phillips es como tratar de buscarle sentido al final de un largo viaje: lo que importa es el trayecto y lo que puedes aprender a lo largo de el mismo. Lo ilustrador de the Double Life of Alice B. Sheldon es comprobar que Sheldon era una persona absolutamente perdida y comprobar todo lo que logró y cómo marcó a las personas que la rodearon casi sin darse cuenta.
Y si parece que divago me disculpo, pero para mi resulta imposible hacerle justicia a la Alice B. Sheldon/James Tiptree Jr. descrita por Julie Phillips. No puedo hacer más que lo que Tiptree hizo a lo largo de su vida: intentarlo.
Esta biografía sobre James Tiptree está traducida al español y publicada por la editorial Circe. Realmente es muy buena y merece la pena leerla. En cuanto a los relatos de la escritora estadounidense, el género que ella prefería, mucho más que la novela, son espléndidos y reflejan muy bien su atormentada personalidad. A mí me fascina el personaje que llegó a crear esta mujer, el hombre en que ella se transformó. Demuestra que las esencias de género son puras construcciones, performances. Curiosamente, también escribió en ocasiones con un seudónimo femenino, Racoona Sheldon, algún relato por cierto tremendamente feminista. Pero nunca pudo usar su nombre real. No sólo era una lesbiana reprimida, era una transgénero reprimida también. Sus libros son difíciles de encontrar ahora, una auténtica pena, merecería la pena reeditarla.
Hola Lola,
gracias por comentar. Lo cierto es que escribiendo el artículo me he quedado con la sensación de dejar de mencionar un montón de cosas importantes, de no hacerle justicia. Entiendo tu fascinación, yo también la he sentido. Es algo que apunto en el artículo: es muy fácil, o a mi me lo ha resultado, empatizar con Alice B Sheldon, por más que tengamos vidas muy diferentes.
Y en cuanto a la dificultad de encontrar sus libros, estoy rastreando por librerías de viejo y estoy decidido a localizar (online ya lo he conseguido, pero me gustaría verlo antes) su “Warm Worlds and Otherwise”.
El comentario de las construcciones y performances que haces es totalmente cierto, al menos en lo que a Tiptree se refiere. Me llama muchísimo la atención cómo, en cierto sentido y teniendo en cuenta sus problemas personales, Tiptree era algo que le daba fuerza. Me encantaría, de verdad, dar con una recopilación de sus cartas con Le Guin y Russ (y otros). ¡Y sorprende que nadie haya hecho un biopic de esto!
¿Es cierto lo que me comentan de que la edición de Circe deja bastante que desear? Es una curiosidad que tengo.
Yo no se inglés y no puedo comparar la edición de Circe con el original pero si que tuve la impresión de que los extractos de cartas traducidos no se entendían muy bien.
En honor a la verdad, las cartas tenían que ser difíciles de traducir. Usaba un lenguaje muy abreviado y economizaba expresiones. Esa impresión me dio.
Tus Reflexiones son apasionadas y apasionan, Miquel Codony. Así que voy a leer la biografía de Circe. Las fotografías de tu reseña son un tema aparte: la última, la del matrimonio Sheldon, Alice fumando, ambos mirándose a los ojos y tomados de la mano, es de antología.
Como soy argentina tal vez no maticé mis palabras y no sé cómo se leen desde allá, desde España. Quise decir que me encantó tu reseña, Miquel.