Creo que una de las razones por la que la ciencia ficción es mi género favorito es por su capacidad de denuncia del mundo actual, exponiendo situaciones que en principio parecen extremadamente exageradas, pero que no son más que extrapolaciones del estado actual de las cosas. También por el sentido de la maravilla que encuentras en cada página, por la imaginación desbordada de los autores… y paro porque si no, no hablo de Service Model hasta el año que viene.
En esta ocasión Adrian Tchaikovsky utiliza la figura del narrador demasiado confiable, en contraposición del no confiable, dándole al recurso una vuelta de tuerca. Charles es un robot ayuda de cámara y como tal está preparado para llevar a cabo una cierta lista de tareas para su señor, sin salirse de ellas ni razonar si son necesarias o no. Como toda la novela está pasada por el tamiz de sus ojos (lentes) y sus sentidos, el libro tiene cierta lógica interna que acaba resultando exasperante para un lector que ve las contradicciones de esta forma de vida. El escritor utiliza una y otra vez este recurso para exponer de forma descarnada los problemas de una sociedad que ha caído en el ombliguismo, siendo desesperante en general y en ocasiones incluso diría que tedioso. Pienso que un poco de recorte en las páginas le hubiera venido bien a la novela, que remacha en demasía su mensaje, como un brazo robótico mal calibrado que acaba destrozando su banco de trabajo por exceso de celo (más bien, por mala programación).
La serie de situaciones por las que va pasando Charles una vez se ve obligado a salir de su zona de confort son cada vez más rocambolescas, pero la progresión aritmética con la que van avanzando resulta tranquilizadora, como la lenta subida de la temperatura del agua en la que acabarán muriendo las proverbiales ranas. El humor de Tchaikovsky es bastante seco en este viaje iniciático, pero afortunadamente está presente, con momentos memorables como el uso del brazo para indicar las figuras retóricas a los robots, incapaces de comprender cuándo una pregunta necesita respuesta y cuándo no.
El británico no se esconde a la hora de mostrar los referentes en los que se ha basado para algunos capítulos, o al menos no se esconde “mucho”. KR15-T, K4FK-R, 4W-L, 80RH-5 y D4NT-A son anagramas fácilmente reconocibles para cualquier lector que quiera entrar en el juego.
Recomiendo encarecidamente esta crítica social envuelta en ciencia ficción de futuro cercano, si bien la forma elegida para narra la historia puede llegar a ser cansada en ciertas ocasiones.