Hace poco escribí una lista sobre libros que se podían traducir a nuestro idioma y que podrían tener buena acogida. El primero que se me vino a la mente fue Brian McClellan, cuya fantasía flintlock viene avalada por el mismísimo Brandon Sanderson.
Con Sins of Empire, McClellan amplía el universo que ya empezó a presentar con Promise of Blood y sus continuaciones, pero consigue hacerlo puliendo algunos defectos que había presentes, aunando acción a raudales con tramas políticas.
Si no habéis leído los libros anteriores, Sins of Empire es de lectura “medianamente” independiente. Es perfectamente disfrutable como entidad individual, pero como comparte algunos de los personajes de la obra anterior, el lector neófito se perderá algunas referencias. Algunas, pero no muchas. La acción se sitúa en otro lugar y diez años después.
La novela está estructurada con tres puntos de vista diferentes, y de nuevo McClellan acierta al dar voz a los personajes protagonistas. Cada una tiene sus propios objetivos y personalidad. Desde Michel Brevis (espía perteneciente a la policía secreta) a Ben Styke (antiguo héroe de guerra que comienza el libro en prisión) pasando por Vlora Flint, a quien ya conocíamos con anterioridad.
Me gusta mucho Michel como personaje sobre todo por una peculiaridad, los constantes soliloquios a los que asistimos. Aunque podrían interpretarse con cierto punto jocoso, realmente son una representación de algo tan humano como son las dudas morales que todos tenemos. Además, que su madre sea aficionada a las novelas de a duro también le imbuye de cotidianidad, en contraste con el resto de personajes, que sin ser héroes arquetípicos si son más habituales en una novela de fantasía.
Los personajes principales, por lo tanto, son todo un acierto. Pero es que los secundarios tampoco les van a la zaga. A pesar de que sus apariciones sean puntuales, también son perfectamente reconocibles.
En cuanto al entorno, la ciudad se define basándose en sus contrastes. La prosa de McClellan, que sigue evolucionando, es capaz de describir con pocas palabras desde la zona más hedionda al palacio más elegante sin que se note impostura. Dentro del mismo orden, las escenas de acción (desde duelos de espada a asedios pasando por escaramuzas) son trepidantes, aunque la magia continúa siendo un elemento demasiado desequilibrante en el mundo imaginado por Brian. Realmente, este es el principal problema del libro, pero es fácilmente olvidable mientras estás disfrutando de la historia.
El misterio que se nos presenta en las primeras páginas del libro parece no tener importancia hasta la última parte, pero es que el escritor ha ido preparando las piezas poco a poco para sorprendernos aún más.
Creo que son Sins of Empire Brian McClellan consigue afianzarse como un autor de fantasía muy importante al que seguir. ¿Conseguiremos verlo algún día publicado en español? Yo pienso seguir con mi campaña de promoción.