Sixth of the Dusk es la más reciente obra (aunque seguramente no por mucho tiempo) publicada por el prolífico escritor Brandon Sanderson. Se trata, en esta ocasión, de una novela corta, formato con el que el autor ha cosechado bastantes éxitos recientemente (basta recordar el Hugo de The Emperor’s Soul y la buena acogida de Legion, por ejemplo) y en el que, en mi opinión, se desenvuelve especialmente bien.
Sixth of the Dusk es uno de los relatos recogidos en la antología Shadows Beneath, de la que hablé brevemente hace poco, por lo que se complementa con una serie de extras que contribuyen mucho a aumentar su disfrute y de los que hablaré con detalle más abajo. Pero, de momento, me centraré en analizar brevemente la novela corta en sí.
En esta historia nos encontraremos muchos de los elementos habituales en la obra de Sanderson, tanto para lo bueno como para lo malo. En lo positivo, cabe destacar el worldbuilding y el “sistema mágico” o, más bien, de “poderes” de los personajes. La acción se sitúa en un mundo del Cosmere (el universo donde transcurren la mayor parte de las historias del autor) que no había aparecido anteriormente en otros libros y llama la atención porque es más cercano a la ciencia ficción que a la fantasía casi pura de obras como la saga de Nacidos en la bruma (Mistborn) o El aliento de los dioses (Warbreaker). En Sixth of the Dusk hay, por ejemplo, máquinas de distintos tipos y hasta naves espaciales (aunque no son una parte central de la trama), algo con lo que no me había encontrado anteriormente en las obras que he leído de este universo.
El elemento central, y el más original, sin embargo, es lo que Sanderson ha dado en llamar los “pájaros psíquicos”. Precisamente en los artículos que acompañan al relato en sí se explica cómo el autor partió de esa idea (algo que recuerda en más de un sentido a la serie de Alera de Jim Butcher) y encajó a su alrededor el resto del worldbuilding, los personajes y la trama. Estas aves, que son exclusivas de una isla concreta del archipiélago donde se desarrolla la historia, son capaces de dar a sus dueños capacidades de distintos tipos, todas relacionadas con diversos aspectos “mentales” (por ejemplo, la posibilidad de anticiparse a peligros futuros o la protección ante predadores que detectan ondas psíquicas). Como es habitual en el autor, este elemento es sumamente atractivo e interesante y su exploración ocupa buena parte del relato, aunque para mi gusto no se desarrolla todo lo que debería, posiblemente por la escasa longitud de la historia.
La propias islas del archipiélago y la relación del protagonista con ellas constituyen otro de los puntos más destacables del relato. No sólo gozan de una fauna y una flota exóticas y sorprendentes, sino que se llega a insinuar que tienen volición propia. Esto afecta radicalmente a las creencias de sus habitantes (o quizá son las creencias en sí mismas las que refuerzan esa visión de las islas, este punto es ambiguo) y les hace desarrollar unas curiosas pautas de conducta (y hasta una especie de religión) encaminadas a garantizar su supervivencia en un ambiente extremadamente hostil. Todo ello está dosificado perfectamente a base de pequeñas revelaciones graduales que convierten la lectura de Sixth of the Dusk en un atractivo viaje iniciático.
La trama y los personajes, aunque adecuados, son bastante menos originales. En el fondo, Sixth of the Dusk es la arquetípica historia de la mujer civilizada que se ve, contra su voluntad, enfrentada a la naturaleza salvaje en compañía del noble pero poco pulido explorador. Si pensáis en películas como Seis días y siete noches o, incluso, La Reina de África, y les añadís pájaros psíquicos, tendréis una idea bastante aproximada de lo que podéis encontrar en esta novela corta. Ese choque entre progreso y vida natural (por decirlo de algún modo) es el tema central de la narración y, como se descubre al ir leyendo la historia, se refleja en multitud de aspectos de lo más pequeño a lo más grande: desde el propio nombre del protagonista hasta el desenlace final de la novela corta.
Como decía arriba, el relato se complementa con una serie de artículos que lo acompañan en esta su edición en la antología Shadows Beneath. Inicialmente, no me despertaban demasiado interés y comencé a hojearlos sólo para que esta reseña no quedara incompleta. Pero enseguida me encontré leyéndolos (o escuchándolos, en algunos casos) con creciente curiosidad y puedo afirmar que añaden un nivel extra de disfrute que no es habitual encontrar en obras de este tipo.
Por un lado, podemos encontrar una sesión de “brainstorming” en la que Brandon Sanderson plantea, junto con el resto de escritores del podcast Writing Excuses (Dan Wells, Mary Robinette Kowal y Howard Tayler), la idea inicial del relato y una serie de direcciones por las que poder encaminarlo. A continuación, se nos presenta un borrador de la historia (que confieso que no he leído entero, ni mucho menos) y dos sesiones de discusión sobre los puntos fuertes y flacos de esta primera versión. Finalmente, podemos leer la historia con las modificaciones hechas a raíz de las conclusiones de esas sesiones.
En un principio pensaba que esta serie de documentos serían sólo de utilidad para aquellos interesados más directamente en el proceso de escritura: autores (profesionales o no), editores, correctores… Pero tras haberlos leído, creo que me han aportado bastantes cosas que no esperaba. Por un lado, es sumamente interesante ver cómo trabaja un escritor como Sanderson y cómo se apoya en su grupo de escritura. Por otro, el análisis que hacen del primer borrador ayuda mucho a enjuiciar esta historia en concreto, pero también aporta herramientas que, sin llegar a ser especialmente técnicas o académicas, son perfectamente extrapolables para diseccionar los elementos de cualquier otra narración.
Para mí, que he actuado en algunas ocasiones como “lector beta”, ha resultado especialmente interesante observar el proceso de valoración (basado en el método Milford), que usan en el grupo de trabajo de Sanderson: puntos fuertes y aciertos primero; problemas a solucionar, divididos en mayores y menores, a continuación. Y, sobre todo, el énfasis en analizar hasta qué punto cada uno de los elementos del relato (desde los más generales como el worldbuilding o la trama global, a los más específicos, como el uso de palabras concretas en frases concretas) contribuye a conseguir los objetivos marcados en la sesión de brainstorming y cómo colabora con los demás para formar un todo coherente y compacto.
La lectura de estos apéndices también me ha servido para animarme a escuchar el podcast Writing Excuses. Varios de los artículos relacionados con Sixth of the Dusk están disponibles como audio, puesto que en realidad son transcripciones directas de episodios concretos del programa. Éste es un podcast que conocía desde hacía tiempo, pero que nunca me había decidido a oír ya que la temática, dirigida principalmente a escritores, no me atraía especialmente. Ha sido una suerte tomar contacto con él, porque no sólo es divertido y dinámico (“Fifteen minutes long, because you’re in a hurry, and we are not that smart” es su lema) sino muy accesible e informativo. Creo que seguiré escuchándolo aunque sólo sea por los episodios dedicados al resto de relatos de Shadows Beneath.
En resumen, Sixth of the Dusk es una historia con todo lo que uno puede esperar de Brandon Sanderson: originalidad, ritmo, diversión y algunos clichés en la trama y los personajes. Posiblemente no esté al nivel de The Emperor’s Soul, que es una historia más larga, mejor desarrollada y más redonda en términos generales, pero constituye una lectura sumamente entretenida, que se sale en bastantes aspectos de lo habitual y tiene muchos elementos que espero que Sanderson desarrolle en más profundidad en obras futuras. Si a esto le unimos el valor añadido que le aportan los extras metaliterarios que se incluyen, no puedo más recomendarla. Creo que el tiempo invertido en ella (que es poco, puesto que se lee en apenas una tarde) se ve recompensado más que con creces por las satisfacciones que aporta.
Nota: Esta reseña, procedente de Sense of Wonder, forma parte de nuestro Especial Celsius 232.