La space opera es un género de plena actualidad, entre otras razones por que se presta con extrema facilidad a su conversión al medio audiovisual y muchos autores tienen puestas sus esperanzas en llamar la atención de algún estudio para que se adapten sus obras, en ser el próximo The Expanse.
Uno de estos autores que últimamente parece haberse especializado en este subgénero es Gareth L. Powell, con la maravillosa Light Chaser en colaboración con Peter F. Hamilton o la saga que comienza con Embers of War, de igual título.
Stars and Bones es del lectura independiente y aunque se anuncia como primera parte de una saga, es una lectura perfectamente completa que no necesita de más libros para dar un resultado apetecible. Un libro entretenido aunque no rompedor, que cumple perfectamente su función.
La premisa de la que parte es la siguiente: hace setenta y cinco años la humanidad estaba al borde de la autodestrucción, incluso se habían pulsado los botones para la “solución final” pero la intervención de una entidad alienígena impide que todas esas bombas atómicas alcancen su objetivo, aunque el precio a pagar es grande. Los humanos deberán abandonar la Tierra y se convertirán en nómadas de las estrellas, en un gran número de Arcas que actúan como planetas en sí mismos, como naves generacionales pero sin un destino. A pesar de no poder colonizar ningún mundo por las directivas de los Ángeles alienígenas, no es menos cierto que se llevan a cabo labores de investigación en algunos cuerpos celestes para expandir el conocimiento humano. Y es en uno de estos planetas (el Candidato 623) donde se descubre algo que pondrá en jaque la supervivencia de la especie.
Stars and Bones reutiliza conceptos que ya hemos visto en muchas novelas de género y los deja muy explicados para que la lectura en ningún momento sea desafiante (explica incluso lo que es una esfera de Dyson que no es un concepto especialmente complejo). La novela es una serie de aventuras y peripecias por un escenario tan bien preparado por el propio autor que le permite una diversidad entre capítulo que mantiene la atención del lector, ya que ni el carisma de los personajes ni el misterio en sí es tan atractivo como para llevar el peso de la novela por sí solo. Se trata de una lectura entretenida y facilona, que no pasará a los anales de la ciencia ficción pero que tampoco lo pretende. Me parece una elección veraniega perfecta para pasar un buen rato, divertirse con algunas escenas y pasar al siguiente libro.
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