Me gustó muchísimo la trilogía The Last Binding de Freya Marske, así que cuando se anunció la publicación de Swordcrossed no tardé en hacerme con ella. Sin embargo, no me ha terminado de convencer. Es un romantasy, como sus novelas anteriores, pero en esta ocasión la parte de romance se come prácticamente en su totalidad a la parte de fantasía, algo que me resulta menos atractivo.
Aunque los personajes de Swordcrossed son adorables, creo que parte de lo que hacía destacar The Last Binding era el mundo mágico en el que se desarrollaba la historia, perfectamente reconocible como un trasunto del Reino Unido a principios del siglo pasado, pero imbuido de esa magia feérica que tanto se agradece. En cambio, en esta nueva novela, el mundo secundario tiene solo de “extraño” las distintas religiones a las que va haciendo mención. Y ya está. No hay magia, no hay seres extraños y la verdad, se nota cierta obsesión por el mercado de la lana que llega límites de infodumping. Y esas poquitas diferencias le quitan la posibilidad de catalogarla como fantasía histórica, que creo que sería una categoría mucho más adecuada.
Marske es una experta en el típico juego de equívocos de la ejecutiva agresiva que en vísperas de Navidad se queda atrapada en Vermont, pero se lo lleva a su terreno queer de una forma admirable. Además, las escenas salaces que ya son su marchamo de calidad aquí están perfectamente narradas y salpicadas por todo el libro. ¿Qué es lo que falla entonces? Pues sobre todo, que es tremendamente previsible, tanto el desarrollo como el final. Apenas hay tensión de cualquier tipo a lo largo de las casi cuatrocientas páginas de la novela. La única que hay, y se resuelve bastante rápido, es la tensión sexual entre los protagonistas, que pasan de ser supercuquis a darse como a cajón que no cierra.
Las intrigas económicas que sustentan el conflicto por el que se llegan a conocer los personajes son tan transparentes, que la verdad, en vez de intrigas parecen juegos de patio de colegio. Y las relaciones familiares, pues qué queréis que os diga, todo maravilloso y estupendo y un mundo de la piruleta mientras la empresa familiar supuestamente se ha ido tan al garete que la única solución es un matrimonio de conveniencia. No sé, esperaba algo más de conflicto o de angustia.
Espero que este libro sea solo un pequeño tropezón en la prometedora carrera de la autora, así que mejor leed la trilogía The Last Binding que esa sí que mola.