La triste noticia saltó hace unos días, uno de mis escritores favoritos anunciaba que tenía un cáncer terminal y que su esperanza de vida era muy corta. He estado todo este tiempo pensando cómo podría hacerle un humilde homenaje y solo se me ha ocurrido contar esta pequeña anécdota.
Hace unos años estuve de vacaciones en Edimburgo y sin saberlo, me planté allí en plena Feria del Libro. ¡Uno de los invitados era Iain! ¡Tenía que conseguir que me firmara algún libro! Ni cortos ni perezosos allí que nos fuimos, a un parque en pleno barrio pijo de la capital escocesa, sin mapa ni nada, a la aventura. Nos dimos una gran caminata para llegar al parque y cuando llegamos… prácticamente estaban desmontando el chiringuito.
Como os podéis imaginar, ni me firmó ni le vi ni nada, pero me llevé de recuerdo esta foto, que aprovecho para ponerla aquí:
Ese paseo que nos dimos para al final no conseguir nada es la típica situación que haría reir a Iain, uno de los autores con mayor ironía que he leído. Gracias por tus maravillosos libros.