Cloud Cuckoo Land está publicada en español como Ciudad de las Nubes con traducción de Roberto Bravo de la Varga, aunque la versión que yo he leído es el audiolibro narrado por Marin Ireland y Simon Jones, que hacen un grandísimo trabajo.
Me apasionan los libros que cuentan historias que abarcan una grandísima extensión de tiempo y sin embargo están relacionadas para regocijo del lector, que ve como los indicios y atisbos que aparecieron al principio de la lectura tendrán algún significado cuando se haya avanzado más en ella. Del estilo de The Actual Star, por ejemplo, aunque Anthony Doerr utiliza aquí como hilo conductor las distintas versiones de una fábula antiquísima de un pastor que soñaba con habitar el mundo de las nubes y que pasó por burro, pez y finalmente pájaro.
Doerr consigue equilibrar muy acertadamente los distintos puntos de vista desde la toma de Constantinopla pasando por el mundo actual a una nave generacional en el futuro. Quizá por mi querencia natural hacia la ciencia ficción se podría sospechar que la historia que más me ha interesado ha sido esta última, pero no es cierto, porque como digo el autor ha sabido dosificar la información de forma muy inteligente y vemos que todas las piezas son necesarias para formar la obra completa.
Tampoco debemos obviar el hecho de que el relato está narrado desde los ojos de unas personas normales y corrientes que no deben destacar por nada en particular, pero que consiguen despertar la empatía del lector y que tengamos mucho interés en ver cómo se desarrollan los acontecimientos. El autor nos hace llegar una carta de amor a los libros y el oficio de narrar historias, desde la tradición oral hasta el uso de la tecnología más moderna. Y es que, aunque el medio varíe, la historia permanece.
El libro es largo, pero en ningún momento se hace pesado. Es posible que sea debido a la dosificación de los saltos entre cada época, sin llegar a abusar del cliffhanger, o simplemente a la capacidad narrativa el autor, pero se puede sentir cómo la historia fluye en todo momento sin atascarse.
Doerr no se deja en el tintero la crítica, tanto al despilfarro del sistema actual como al falso mesianismo que se imbuye en los jóvenes descontentos para transformarlos en terroristas. Tiene una vertiente ecologista bastante marcada, pero tampoco llega a ser un vehículo para indoctrinarnos.
He de decir que es un libro que me ha gustado muchísimo, el primero que leo de este autor pero estoy segura de que no será el último.