Metal from Heaven es uno de los lanzamientos más importantes del año para Erewhon Books, que ha lanzado una campaña de marketing acorde a sus planes. Y es que la novela de August Clarke tiene muchas bazas para ser un bombazo, aunque conmigo haya fallado totalmente.
Metal from Heaven es una novela excesiva, que trata muchos temas de importancia pero que precisamente por su grandiosidad se pierde a veces en su propia complejidad, con una prosa que tampoco hace nada fácil la lectura, ya que la protagonista se dirige en numerosas ocasiones a un tú que muere al principio del libro y el propio relato está fracturado y tergiversado por la enfermedad que sufre.
En el comienzo de la novela seguiremos los pasos de Marney, que trabaja en una mina de ichorite, el metal caído del cielo que está propulsando la revolución industrial en su mundo. Poco importa que para su uso sea necesaria la explotación de personas, que las alergias al mineral sean terribles y que la muerte aceche en la mina, cuando hay pingües beneficios a la vista. Podríamos pensar que estamos ante una crítica al capitalismo más descarnado pero no es solo eso, ya que Marney se embarcará en una carrera desesperada para conseguir vengarse del dueño de la mina y Malvado por antonomasia de la historia.
Se nota también cierto aire de western en esta segunda parte de la historia, con asaltos a trenes en vez de diligencias y la vida de los forajidos expuesta en toda su crudeza. El influjo del tema de la familia encontrada también se palpa en todas las escenas desde que acogen a Marney tras su huida de la mina. También hay una diversidad religiosa que aunque Clarke pretende clarificar y resulta bastante atractiva, no llega a fructificar en ningún momento.
Las escenas de sexo son explícitas y duras, como reflejo de la dominación que existe en el mundo. Mucho sexo lésbico, con constantes referencias a arneses y demás parafernalia que puede hacer sentir incómodo a algunos lectores. No obstante, creo que no es ni de lejos lo más representativo de esta extensa novela.
Me hubiera gustado que se hubieran centrado algo más en la lucha de clases, que sin duda la hay, pero creo que August Clarke ha querido abarcar tanto en una sola novela que no acaba de ser una obra fluida, si no una amalgama de temas, la escoria que queda en el crisol cuando se lleva a cabo la fundición. Y eso sin llegar a hablar del final de la novela, que no creo que esté mal definido si lo calificamos como lisérgico, descendiendo directamente en el terreno del weird.
En definitiva es un libro muy difícil de describir, al que es mejor llegar con la mente abierta y las expectativas quizá no muy elevadas, para entrar en el juego que nos plantea August Clarke. Para mí, no ha funcionado, pero he visto muchas reseñas elogiosas, así que quizá el problema sea mío.