Regarding Ducks and Universes

Una novela que comienza siendo original desde su título y que homenajea de forma clara a las novelas de detectives de principios del siglo pasado con un barniz de ciencia ficción tenía que llamar forzosamente mi atención.

La premisa de la que parte la historia es curiosa. En 1986 se creó un universo alternativo, no sé sabe muy bien por qué y desde entonces es posible viajar entre ambos. Aunque hay bastantes diferencias entre los escenarios también hay similitudes y la autora juega sobre todo con los personajes que tienen un doble en el otro universo para dar lugar a situaciones divertidas o chocantes.

La fórmula no da mucho más de sí y me hubiera gustado que se exploraran otras diferencias entre mundos que no fuera por ejemplo la existencia del libro electrónico y el libro de papel convencional, que parece un elemento fundamental en la diferencia del desarrollo de los dos universos. La narración es amena y es cierto que el misterio no deja de tener su interés, pero la broma se hace un poco larga para el escaso contenido que se ofrece. Tampoco se hace mucho hincapié entre la diferencia que puede haber entre las personas que nacieron antes de la bifurcación, que sí tienen un igual en el otro universo, y las que nacieron después, que no tienen por qué tenerlo necesariamente. Este aspecto también podría haber dado algo más de juego.

En una especie de pirueta metaliteraria la principal preocupación de protagonista es saber si su alter ego se está dedicando a crear una novela de detectives como es su sueño secreto. Esto también dará lugar a confusiones y envidias, que darán vidilla a la narración.

Se trata de una lectura ágil y amena, el típico libro que se lee para una sobremesa sin tener que pensar mucho y que te tiene entretenido un rato. En esta ocasión, yo lo escuché como audiolibro, con la narración de Alexander Cendese, que he de decir que realizar una labor encomiable. Las distintas caracterizaciones de la voz de los personajes hace que sea muy fácil seguir la historia, aún habiendo doppelgangers que forzosamente deberían tener la voz muy similar.

En definitiva es un libro que no pasará a la historia, pero es que tampoco lo pretendía.

The Last Watch

Le tenía el ojo echado a esta novela de ciencia ficción sobre todo por la portada, ¡qué le vamos a hacer!, a mí es que me pones una nave espacial y ya me tienes contenta.

La premisa científica en la que se basa toda la historia es muy interesante, ya que da por hecho que en algún momento en el pasado la expansión de universo se detuvo y se quedó “congelada”. Lo que hay más allá de este límite, llamado The Divide, ha permanecido inmóvil durante mucho tiempo bajo la vigilancia, tal vez inútil, de la Legión, un cuerpo militar con los castigados y exiliados del resto de los ejércitos. Este retiro forzoso, es una manera estupenda de quitar de en medio a los elementos subversivos o simplemente de solucionar problemas disciplinarios de manera drástica. Pero la situación cambiará de repente, como era de esperar y quizá ya no sea un destino tan tranquilo.

La novela tiene dos puntos de vista, el de Cavalon Mercer y el de Adequin Rake. El primero es el heredero díscolo de una de las monarquías más importantes del universo humano y la segunda es una heroína de guerra condecorada. Ambos, por distintas causas, acaban en la Legión. Me gusta el contraste entre la veteranía de Rake y el idealismo de Mercer, es uno de los motores de la novela. Las causas que llevaron a cada uno a la Legión son muy diferentes y no las iremos descubriendo en su totalidad hasta que vamos avanzando en la lectura, pero este no es el principal misterio del libro.

The Last Watch tiene una mezcla bastante descompensada entre la especulación científica y la tecnología que se van encontrando. Aplicando la Ley de Clarke, es tan avanzada que es indistinguible de la magia y eso hace que chirríe un poco en la narración, aunque forme parte inseparable del núcleo de la novela y de su justificación. Esta es el principal escollo con el que me he encontrado a la hora de valorar la lectura.

Los personajes, aunque creíbles, son algunas veces exagerados en su propia idiosincrasia. Vale que uno de ellos tenga memoria fotográfica, pero de ahí a sacarse tres doctorados por no dejar de ir a la Universidad y que sean justo los que hacen falta en cada momento del libro hay un trecho. El sentido del honor en ocasiones es tan rígido que enorgullecería al samurai más estricto. No por ello deja de ser interesante el desarrollo de la historia, pero a veces parece demasiado encorsetada por estas características. Me gustaría que se hubiese hablado algo más sobre la situación política en el resto de mundos y colonias, ya que las referencias a las condiciones de vida de los humanos y la manipulación genética dejan entrever una trama que puede ser interesantísima en las entregas posteriores.

El audiolibro tiene dos narradores: Andrew Eiden y Nicol Zanzarella. Ambos realizan un buen trabajo, pero no encuentro ninguna cualidad especialmente llamativa que destacar.

Aunque esta novela tiene algunos fallos de ritmo, creo que podré hacerme una idea más completa de lo que quiere enseñarnos la autora cuando lea el siguiente libro. Os emplazo a esa próxima lectura para ver si la serie merece la pena.

Shards of Earth

Con esta novela Adrian Tchaikovsky da comienzo a una saga de ciencia ficción que se aleja del camino marcada por Children of Time y su secuela Children of Ruin. En esta ocasión nos encontramos con una space opera algo más convencional, con su adecuada ración de razas alienígenas, su consabida intriga política y algún toque de horror cósmico que recuerda a The Outside.

La humanidad tiene algunas colonias repartidas por el espacio que sobreviven con dificultad tras la pérdida de la Tierra y otros planetas a manos de los Arquitectos, unas entidades alienígenas casi incomprensibles que transforman en esculturas planetas habitados, acabando de paso con su población. La guerra se acabó en su momento con la intervención de los Int, humanos desarrollados exprofeso en un duro procedimiento con muy pocas posibilidades de éxito que son capaces de entablar una conversación con los Arquitectos.

En la novela se comparten dos puntos de vista: el de uno de estos Int, llamado Idris, que asqueado tras la guerra pertenece a una variopinta tripulación que va haciendo encargos por la galaxia y Solace, miembro de una sociedad matriarcal exclusivamente femenina, el Parthenon, creada por una investigadora en el pasado para mejorar la humanidad y que se convirtió en el principal ejército humano en la lucha contra los Arquitectos.

Como es natural, existe un elemento desencadenante que romperá con la situación de status quo que se había conseguido hasta el momento. Resulta muy interesante cómo el autor utiliza a los compañeros de tripulación de Idris (humanos y alienígenas) para darnos ejemplos de las distintas posibilidades que pueden dar lugar a un ser “sentiente” ya sea de origen natural o artificial. La tripulación es maravillosa, con una sentimiento de camaradería que infunde esperanza sobre la capacidad de colaboración entre especies. Están caracterizados de una forma estupenda y consiguen despertar nuestra empatía desde el primer momento, así que sufriremos mucho con lo que el destino les depara.

La entrada en la novela no es fácil, con muchos términos y cierta historia previa que no se desvela desde un principio, pero una vez superado este obstáculo, la lectura fluye mucho mejor. También es innegable que es el comienzo de una historia más larga, por lo que hay mucha exposición y en ocasiones acontecen pocas cosas, pero para compensar Tchaikovsky se saca de la manga un híbrido alienígena que reparte cera como Michael “ídem” en Scott Pilgrim y que tiene una resistencia al dolor, la desmembración y en general a cualquier ataque físico con sus poderes de regeneración que deja a Lobezno camino del asilo.

Me gustaría saber cómo se va a seguir desarrollando la historia para poder tener una opinión más completa, pero como primera novela de una narración más larga Shards of Earth me parece recomendable, aunque no exenta de fallos.

To Hold Up the Sky

To Hold Up the Sky es una recopilación de relatos del afamado autor chino Cixin Liu, pero no son obras recientes si no más antiguas que las publicadas en The Wandering Earth. Esto no desmerece la selección de cuentos, con algunos realmente rebosantes de sentido de la maravilla, pero tampoco es menos cierto que si se ha leído antes la otra recopilación esta parezca algo inferior.

The Village Teacher

Una relato con clarísima inspiración asimoviana, con dos partes diferenciadas que juega con el contraste de las civilizaciones más avanzadas y la labor de un profesor rural en China. Es todo un homenaje a la abnegada labor de los maestros y marca una tendencia en la propia antología.

The Time Migration

Otra historia con cierto regusto clásico, esta vez con raíces aún más antiguas bebiendo de H.G. Wells y su máquina del tiempo, Cixin Liu nos habla de emigrantes temporales que viajan hacia el futuro buscando un sitio donde encajar.


2018-04-01

La idea de base del relato, la extensión de la vida humana mediante la terapia genética ya ha sido bastante tratada en la ciencia ficción y la aproximación del autor se queda un poco corta tanto en las consecuencias como en el impacto sociológico.


Fire In The Earth

En esta ocasión más que un cuento de ciencia ficción nos encontramos ante un alegato ecológico a favor del uso de la tecnología más avanzada para evitar la contaminación que conlleva la explotación de los combustibles fósiles, pero me parece fallido. La parte tecnológica es poco especulativa y no resulta fácil conectar con la parte emocional que nos ofrece el autor.


Contraction

Con una simple cambio en las constantes de las ecuaciones que hemos inventado para comprender mejor el universo, el autor es capaz de crear un cuento sobre la futilidad de la obra humana. Sigue fallando un poco en el aspecto humano de la narración, pero no deja de ser interesante.


Mirror

Quizá el mejor relato de la recopilación, el autor utiliza el poder de la simulación (haciendo algo de trampa) para especular cómo sería la sociedad si todas las acciones fueran perfectamente observables. Esquiva de manera bastante ajustada el determinismo y deja algo de margen al libre albedrío.


Ode To Joy

Puro sentido de la maravilla, con un concierto espacial del que la humanidad es asombrado espectador.


Full Spectrum Barrage Jamming

Este relato es eminentemente militarista, y también es un pequeño homenaje del autor a la nación rusa. En una guerra tecnológica , quizá la única manera de que el bando menos avanzado tenga alguna oportunidad sea destruir las capacidades de comunicación de ambos contendientes. El autor especula sobre la posibilidad de utilizar un pulso electromagnético de grandes dimensiones, pero también hay que tener en cuenta las consecuencias.


Sea of Dreams

De nuevo aparece lo que es un elemento recurrente en esta recopilación de Cixin Liu, el concepto de arte a nivel astronómico. Aunque en esta ocasión haya que lidiar con las consecuencias que deja en la Tierra la utilización intensiva de material para la creación artística del artista de baja temperatura, también tiene un cierto aire optimista sobre la capacidad de superación de la humanidad.


Cloud of Poems

Hay varias formas de resolver problemas mediante algoritmos, pero no es menos cierto que a veces se puede recurrir a la fuerza bruta si la capacidad computacional es suficiente. En este interesantísimo relato hacen acto de presencia la civilización de dinosaurios que ya conocimos en otro cuento del autor, pero son meros intermediarios entre la relación entre unos seres semejantes a dioses y un humano (un mero regalo de los dinosaurios al dios). Se muestran distintas medidas para valorar la valía de una civilización, pero el autor vuelve a hacer hincapié en el arte como algo tan valioso como difícil de mesurar.


The Thinker

Un descubrimiento casual sobre las estrellas permite al autor lanzar una idea de implicaciones tan vastas que resulta difícil hacerse una idea de la escala en la que se desarrolla el cuento, aunque pase una vida humana casi completa entre el inicio y el final del relato, apenas es apreciable.

To Hold Up the Sky es un gran libro que sin embargo palidece en comparación con la otra recopilación de relatos del mismo autor que ya conocíamos.

Victories Greater than Dead

Dicen que en la literatura juvenil se pueden hacer más experimentos que en la literatura dirigida a adultos, quizá por que los jóvenes son más moldeables y no son tan rígidos como otras personas a la hora de aceptar argumentos o ideas. En esta ocasión Charlie Jane Anders hace uso de esta presunción en una novela que en ocasiones llega a resultar machacona y algo repetitiva, pero que también presenta temas de representación y autoaceptación dignos de consideración.

La protagonista es Tina, una adolescente que lleva toda su vida esperando la visita de los alienígenas. Y es que Tina sabe que no es enteramente humana, desde el principio su madre le hizo saber que era especial, la clon de una brillante estratega extraterrestre fallecida. En su interior, una baliza espera el momento adecuado para lanzar su mensaje al universo para su rescate.

La autora utiliza esta historia bastante típica sobre el elegido predestinado a grandes tareas para explorar las crisis de identidad de cualquier adolescente, corregido y aumentado por la situación excepcional que atraviesa la galaxia. Anders nos muestra este camino al autoconocimiento no solo a través de Tina, ya que también hará uso de otros personajes en circunstancias similares a la suya pero con orígenes diversos, que complementan de una manera bastante correcta aquellas decisiones a las que Tina no se tiene que enfrentar, por las razones que sean.

Victories Greater than Dead está muy centrado en reflejar esta representación, haciendo hincapié de forma especial en el uso de los pronombres adecuados, algunas veces de forma sorprendente, como cuando se presenta a una de las antagonistas y antes de decir que va a matar a Tina le dice que su pronombre es she. En este sentido a veces resulta demasiado exagerado y poco sutil el mensaje que nos quiere hacer llegar.

Es innegable la influencia de series de televisión como Star Trek o Steven Universe en la autora a la hora de escribir la novela, así que se podía esperar ese aura de buen rollo en la narración. Me gusta también la imaginación de la que la autora hace gala para describir las especies extraterrestres con las que se va topando, la mayoría humanoides debido a uno de los misterios que se desvelan a lo largo de la lectura.

La versión en audiolibro está narrada por Hynden Walch, que hace un impecable trabajo en crear todas esas voces juveniles o no, otorgando características diferenciales a cada personaje, algo que no debe haber resultado fácil debido a la gran cantidad de diálogo que hay en el libro. De hecho, al final de la grabación hay una conversación entre Charlie Jane y ella para aclarar algunos aspectos del audiolibro que me parece un buen extra para esta versión.

Tengo claro que no soy el público objetivo de esta novela y en ocasiones la lectura se me ha hecho algo cuesta arriba por la reiteración innecesaria de ciertas ideas y la previsibilidad de algunos acontecimientos, pero es bastante probable que a otras personas les encante el desarrollo.

Remote Control

Me da la impresión de que la última publicación de Nnedi Okorafor ha pasado bastante desapercibida, al menos no he visto ninguna reseña en mis sitios de referencia habituales. Nos encontramos ante una novela corta que puede ser una muy buena aproximación a la obra de la autora, ya que se enmarca en el propio “futurismo africano” que la propia Nnedi define, como un relato de comienzo de un mito con toques de ciencia ficción pero sobre todo con profundas raíces en el continente africano.

La acción transcurre en Ghana, en un futuro cercano, protagonizada por una niña que ama las estrellas. En una de sus frecuentes excursiones para escalar árboles, encuentra un extraño objeto que desencadenará la desgracia y también la madurez en su vida.

La elección del nombre de la protagonista, Sankofa, no es para nada casual. Este es un relato sobre la aceptación del pasado para poder construir el futuro y la imagen de Sankofa, ese pájaro que mira hacia atrás es simplemente perfecta.

Okorafor nos acompañará por la creación del mito, desde la primera aparición de Sankofa casi como ángel destructor hasta la aceptación de sus poderes y su “inclusión” en la sociedad. El hecho de ser emisaria de la muerte no impide que la acepten y la ayuden en casi todos los sitios a los que la lleva su peregrinaje en busca de lo que perdió. Casi siempre hay una mano amiga para darle alimento o vestido cuando lo necesita.

Tampoco es baladí que su cambio de niña a mujer acontezca casi al final de la historia, es otra forma de marcar el paso del tiempo y de remarcar el cambio que vive la protagonista. Se trata de una historia introspectiva y quizá narrada de forma demasiado episódica, con un hilo conductor de viaje y búsqueda que sirve a la autora como excusa para ir exponiendo a Sankofa a distintas situaciones, pero que quizá falla en el propósito de mantener el interés en el propio viaje. Es cierto que la novela es lo suficientemente corta como para dejar pasar por alto este detalle.

También es muy atractiva la mezcla entre tecnología y mitología de la que hace gala Okorafor. Estamos hablando de una emisaria de la muerte, pero también aparecen robots que controlan la seguridad en las distintas poblaciones mediante sus drones y sus algoritmos de reconocimiento, pero que son incapaces de procesar a la propia Sankofa, que no tiene ninguna marca distintiva bajo su burka y no utiliza tecnología. Para ellos es un agujero negro en el que vuelcan sus recursos sin esperanza de recuperarlos. También es importante la relación entre la religión y el desarrollo personal de la protagonista, influida por las creencias de sus padres.

La autora aprovecha también para hacer mención a otros temas como la Diáspora y la vuelta a las raíces de algunas de estas personas y la falta de privacidad en la actualidad, pero creo que su mayor fuerte es el propio desarrollo de la leyenda de Sankofa, cómo su historia se va difundiendo y modificando hasta el punto de resultar casi irreconocible para sí misma. Y es que eso son las leyendas en la tradición oral, relatos a los que cada narrador va añadiendo y modificando detalles según su parecer dando lugar a nuevas historias.

En esta ocasión he disfrutado de la versión en audiolibro narrada por Adjoa Andoh. He de reconocer que al principio no me ha resultado fácil adaptarme al acento, pero creo que hace una labor memorable para dar vida a los personajes creados por Okorafor y es una opción recomendable para la lectura.

The Album of Dr. Moreau

Una de las novedades más esperadas de principios de este año era esta novela corta de Daryl Gregory, autor que además ha anunciado su presencia en el festival Celsius de este año. The Album of Dr. Moreau narra la investigación de un asesinato, en el más puro estilo de “misterio en habitación cerrada”, pero como los investigados son personas con ADN animal, el toque de ciencia ficción es fundamental en el propio desarrollo de la historia.

Esta obra tiene varios puntos a favor, empezando por su brevedad y siguiendo por su tono humorístico constante. No sé si habrá una clasificación en los récords Guiness sobre el mayor número de juegos de palabras con animales por página, pero si la hubiera Gregory tendría que estar en lo más alto. Si esta historia se acabara traduciendo al español, el traductor tendría ante sí una labor peliaguda, imagino que se resistiría como gato panza arriba.

Como he dicho con anterioridad, los principales sospechosos del asesinato son híbridos de animales y personas, que además forman una boy-band en los 90, en pleno auge de este tipo de bandas (lo puedo atestiguar como antigua víctima de esas sibilinas campañas de marketing). Los cinco personajes tienen sus características propias, ya que su ADN corresponde a distintos animales (ocelote, murciélago, pangolín, bonobo y elefante) y esto influye definitivamente en su personalidad, siendo difícil discernir quién será la oveja negra a quien le corresponderá pagar el pato.

Me gusta especialmente el personaje de la investigadora que se hará cargo del caso, una mujer latina que tuvo su momento de fama en la infancia como ayudante de su padre en espectáculos de magia teatrales y que tiene fama de buena mano en el tratamiento de los famosos. Es un personaje creíble, que tiene que echar mano de la familia cuando su labor policial le exige turnos incompatibles con la conciliación. En definitiva, algo muy natural que centra una historia que podría llegar a ser demasiado fantástica.

Como tampoco quiero vender la piel del oso antes de cazarlo, no entraré más en la trama propiamente dicha, dejando a vuestra interpretación si la resolución del caso os parece satisfactoria o no. Yo al menos me he divertido mucho leyendo esta historia, aunque haya requerido algo de suspensión de la incredulidad por mi parte. Os lo recomiendo.

Gallowglass

He de reconocer que cuando salió anunciada la portada de este libro coincidió con alguna otra de “astronautas tropezando en el espacio” y es por esta razón tan tonta que le presté algo de atención. Cuando me he puesto a leerlo me he encontrado con una novela con algo más de ciencia que de ficción, en la que lo más interesante es el tratamiento de la mecánica orbital de los asteroides, algo que puede resultar atractivo pero probablemente más en un ensayo que en una novela.

Y es que la premisa en la que se basan todas las decisiones del protagonista resulta demasiado difícil de creer. Jack es el hijo de unos multibillonarios interesados en el transhumanismo, lo que implica necesariamente que va a mantener su posición de heredero pero no acceder a nada más durante un periodo de tiempo indefinido. Se supone que por esta causa, o por el cambio climático, o vaya usted a saber por qué esta rebeldía de juventud, decide huir de su cárcel de oro embarcándose en una huida hacia el espacio, el único lugar en el que cree que los contactos y el inacabable caudal de dinero de sus padres no podrá obligarle a volver.

Hablo del cambio climático porque es la entrada de cada capítulo del libro, aunque realmente tiene poca o nula influencia en el desarrollo de la novela. No entiendo por qué está insistencia machacona del autor con el tema, que no digo que no sea relevante, pero no en este contexto.

El libro está dividido en tres partes, la primera es la huida de su vida anterior, ayudado por unos amigos virtuales que tampoco se sabe muy bien de dónde han salido, porque esto de encontrarse hackers por todas partes no debe ser difícil para los muy muy ricos, lo mismo puso una nota en Milanuncios. En la segunda parte, Jack y la tripulación de la nave espacial en la que se embarca intentar recuperar un asteroide para llevarlo a la órbita de la Tierra y poder explotarlo. Y en la tercera ha de afrontar las consecuencias de los actos de la primera y la segunda.

Dejando aparte lo difícil que resulta creer en el idealismo del protagonista, capaz de renunciar a la inmortalidad por sus principios y del martilleo de datos sobre el cambio climático que están metidos con calzador, la novela se desarrolla prácticamente como un thriller, ya que de ciencia ficción hay más bien poco. Está situada en un futuro tan cercano muy verosímil con la única diferencia con la actualidad de los viajes espaciales establecidos y la explotación de colonias lunares y orbitales.

Es difícil empatizar con los personajes porque son egoístas y un poco disfuncionales en sus relaciones humanas, capaces de mandar por la escotilla en un viaje sin retorno a cualquiera que ponga en peligro la misión. A lo mejor esta frialdad es necesaria para la supervivencia, pero cuando el número de personas en la nave espacial comienza a reducirse drásticamente sin que el viaje se vea afectado también se puede pensar que a lo mejor hacían más bien poco perteneciendo a la tripulación desde el principio.

Gallowglass me parece un libro bastante prescindible.

Bear Head

He de reconocer que la primera propuesta de Tchaikovsky que he leído este año, que seguramente no será la última, me ha encantado. Aún siendo una continuación de Dogs of War es de lectura independiente y trata temas muy atractivos en la ciencia ficción, como la colonización de Marte, las inteligencias distribuidas y el control mental. Estamos hablando de especulación a alto nivel, pero no solo en el aspecto tecnológico si no también en el sociológico, algo que me resulta aún más interesante.

No me cabe duda de que también ha influido la excelente labor desarrollada por los narradores del audiolibro, William Hope, Laurence Bouvar y Nathan Osgood, que hacen que te sumerjas más en la historia.

La acción tiene lugar en Marte y en la Tierra. Mientras que en el planeta rojo asistimos a los trabajos necesarios para instalar una ciudad allí, llevados a cabos por humanos modificados y bioformas animales, en la Tierra ocurre algo mucho más siniestro. Un político va ascendiendo en el poder a base de medias verdades y populismo, en un reflejo inquietante de lo que está ocurriendo en la realidad. Pero no es solo eso lo preocupante, lo terrible es la inquebrantable lealtad de su círculo interno y cómo la ha conseguido. A veces me parece que el autor carga demasiado las tintas en esto, dejando a las claras la mentalidad casi infantil del malvado, pero también cómo rodeado de un buen equipo es capaz de salirse con la suya.

Me gusta especialmente el tratamiento del dilema del libre albedrío y la asunción de la responsabilidad tal y como lo propone Tchaikovsky. Aderezándolo con un sentimiento religioso, vemos cómo no hacer nada es hacer algo en sí mismo y las consecuencias que esto puede acarrear. Dejar todas las decisiones y por lo tanto la responsabilidad a un entidad superior es una elección cobarde pero cómoda, a la que se acogen algunos de los personajes del libro. Otros no llegan a tener siquiera esa posibilidad de elección.

Hay algunos elementos que se notan algo forzados para conseguir que la acción avance hasta su punto álgido, como el modo casi milagroso en que se consigue salvar información imprescindible para desenmascarar al malvado o la relativa facilidad con que se desmonta su plan debido a una casualidad, pero son detalles menores comparados con la reflexión a la que nos invita el autor. Para mí, la mejor lectura de lo que llevo de año, pero claro, solo estamos empezando.

The Echo Wife

Tengo la impresión de que esta publicación reciente de Sarah Gailey está pasando bastante desapercibida y es injusto, porque nos encontramos ante una obra de ciencia ficción especulativa que si bien utiliza un recurso muy manido como es la clonación humana, es capaz de conjugar el tratamiento de la moralidad en los experimentos científicos con las relaciones personales de una forma sobresaliente.

Evelyn Cadwell es una investigadora de gran éxito en el campo de la clonación humana. Está totalmente volcada en su investigación, así que deja pasar varias señales de que su marido, que colaboró con ella en el principio de su carrera, es infiel. Lo sorprendente es que con quien está teniendo una aventura es un clon de ella misma, modificada para limar las asperezas e inconvenientes que presentaba en su relación. Sin embargo, todo cambia cuando recibe la llamada de Martine, su propio clon, solicitando su ayuda por algo que ha ocurrido con su marido.

Lo que más llama la atención de la novela que nos ofrece Gailey es la crudeza con la que expone los sentimientos de los personajes. Quizá estamos acostumbrados a que en el mundo real todo tenga una capa de edulcorante para ayudarnos a pasar mejor los malos tragos, pero Gailey habla sin tapujos. En el campo de la clonación humana y cuando Evelyn habla de su investigación, los “sujetos” no son considerados seres humanos, son solo especímenes con los que experimentar. Y si para condicionarlos hace falta extirparles un miembro o someterles a algún otro procedimiento cruel, todo se lleva a cabo de una forma tan aséptica e impersonal que nos hace dudar sobre la humanidad del propio científico.

Esta frialdad extrema de Evelyn también se ve reflejada en su relación con el resto del mundo, desde su marido que se siente abandonado por su dedicación a la investigación a la ristra de ayudantes que va quemando a lo largo de los meses. Y sin embargo, a lo largo de la novela iremos viendo que todos estos actos son la consecuencia de una infancia subyugada que poco a poco se irá desvelando. No es que su comportamiento tenga justificación, pero sí podemos llegar a entender las causas.

Pero no es solo el comportamiento de Evelyn el que nos resultará repulsivo, es que casi todos los “humanos verdaderos” (por distinguirlos de los clones) tienen una bajeza moral que resulta fascinante pero que debería hacer saltar todas las alarmas.

No deseo extenderme más en la trama de la novela, porque creo que es mejor ir descubriendo las pequeñas sorpresas y giros de guion que Gailey ha ido sembrando por esta excelente obra. Considero importante poner el foco en la especulación sobre las posibilidades de la clonación y la responsabilidad moral en la creación de estos sujetos, algo sobre lo que le misme autore hace bastante hincapié. Es un libro relativamente corto pero que hay que leer de forma pausada para reflexionar sobre estos temas.

Me gustaría destacar la labor de la narradora del audiolibro, Xe Sands, que consigue que consigamos empatizar con una protagonista fría y con un comportamiento en ocasiones despreciable, en un relato que transcurre sobre todo en el interior de su cerebro. Los diálogos que hay también están bien representados, pero es ese soliloquio interior y la manera de contárnoslo lo que me ha hecho reparar más en la calidad de la narración de Sands.