No conocía la obra de S.B. Divya pero me parecía muy atractiva la premisa sobre la que se basa su novela Machinehood, tratando temas tan actuales como los distintos caminos para la mejora del ser humano, ya sea mediante modificaciones cibernéticas o medicación. El hecho de que no existan apenas trabajos estables y que la economía se base en pequeños encargos es una realidad patente hoy en día, con la precariedad instalada en muchos hogares. Divya va un paso más adelante habiendo implantado el trabajo robótico en muchas áreas, con la consiguiente reducción del empleo del personal menos cualificado. En una carrera sin visos de terminar, los humanos han de utilizar todo tipo de suplementos y drogas para conseguir alcanzar el nivel de las inteligencias artificiales “débiles”, que van mejorando progresivamente.
En este contexto seguiremos los pasos de Welga Ramírez, una guardaespaldas con pasado en las fuerzas armadas, que se encuentra involucrada en una de las primeras actuaciones de la autodenominada Machinehood, una oscura organización que promulga la desaparición de las pastillas y la igualdad de derechos de las inteligencias artificiales.
A pesar de que las ideas del libro me han parecido muy interesantes, lo cierto es que la trama y la ejecución no están a la altura de lo que esperaba. Me interesaba el diálogo entre hombre y máquina, pero me he encontrado con una filosofía neobudista un tanto superficial. Además, el principal “enemigo” con el que se quiere relacionar Machinehood desde el principio, el califa que está unificando el Magreb, parece un villano de opereta, colocado en un pedestal para atraer la atención. Su lema de no agresión provoca mi incredulidad, cuando no ataca a nadie pero es que capaz de ir estrechando el cerco de los refugiados en el límite de sus fronteras, atacando centros neurálgicos necesarios para la vida.
También son necesarias varias casualidades para que Welga se encuentre metida de lleno en una operación para desmantelar la Machinehood. No solo que esté presente en el ataque mencionado anteriormente, a esto hay que unir una grabación que justo llega a sus manos con información relevante, su pasado como operativo contra el califa… En fin, todo muy preparado, demasiado.
Machinehood es un ejercicio de especulación que parte de una buena base pero que va perdiendo fuelle por el camino. Se lee con rapidez, pero apenas deja poso. Un poco como su portada que podría ser atractiva pero es demasiado fría.